El grano comercial se cultiva y cosecha para ser utilizado específicamente para el consumo humano y animal; mientras que el propósito de sembrar semillas esta destinado a la reproducción de nuevas plantas.
Las semillas son sometidas a rígidos parámetros que garanticen que no transmitirán enfermedades ni plagas; que tengan un elevado porcentaje de germinación; así como la seguridad de la calidad, el vigor y la pureza genética.
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El éxito de una buena siembra empieza por la calidad de la semilla.
En las décadas de los años 70, 80 y 90 la otrora Secretaría de Estado de Agricultura desplegó un efectivo Programa de Multiplicación y Producción de Semillas, que abarcó los cultivos de arroz, habichuelas, guandul, maíz y papa. El programa seleccionaba a un selecto núcleo de idóneos agricultores bajo un contrato de doble compromiso. En la actualidad se desconoce si está llevando a cabo.