El imperio de los algoritmos y el internet de las cosas

El imperio de los algoritmos y el internet de las cosas

A Gedeón Santos, Presidente del INDOTEL,

Parte I. En la actualidad, el uso del internet constituye parte indispensable de nuestra vida cotidiana. Esta interacción genera una cantidad considerable de información que debe ser administrada mediante el uso de algoritmos. Esta situación resulta importante para nuestro país, pues la actual revolución tecnológica demandará, en los próximos tres años, de una forma de actuar que exige determinación y celeridad, de lo contrario, países del segundo mundo emigrarán al tercero por las graves consecuencias económicas que esto significaría. Como Nación, debemos tomar el ejemplo de países africanos donde la contribución del internet a la economía como porcentaje del PIB, Senegal (3.3%), Kenia (2.9%) es más alta que la de países desarrollados como China (2.6%), Canadá (2.7%), Italia (1.7%). Asimismo, países como Brasil, Argentina, etc. están emergiendo como líderes tecnológicos en Latinoamérica.

¿Qué es un algoritmo? Según Nigel Cutland, profesor en la universidad de York, un algoritmo es una serie de instrucciones que permite realizar cálculos y procesar datos de modo automático para resolver un problema. Podemos compararlo con la forma en que una receta nos ayuda a hornear un postre. En este caso, un algoritmo probará una serie de combinaciones para producir el mejor pastel posible con los ingredientes disponibles.

La creación de los algoritmos viene ligada a una serie de avances en las ciencias del siglo XX, pues jugaron un papel importante en el surgimiento del mundo informático. Alan Turing fue quien propuso la formalización del algoritmo, la cual constituye una de las bases para el surgimiento de la “Computación en la nube”. Toda esta información a la que estamos expuestos resulta inmanejable por sí sola, los algoritmos nos ayudan a identificar relaciones entre muchos datos, permitiéndonos predecir el comportamiento humano, resolver problemas, identificar hábitos de consumo, entre otros.

El sector financiero ha utilizado, por mucho tiempo, algoritmos para la previsión y control de las fluctuaciones del mercado. Christopher Steiner resalta que más del 60% de las operaciones en Wall Street son llevadas a cabo por programas automatizados, con poca o ninguna supervisión humana en tiempo real. Los algoritmos tienen un papel preponderante tanto en el análisis como en la toma de decisiones, puesto que hablamos de un mercado global donde la cantidad de datos registrados es inmensa, y una respuesta rápida supone una ventaja sobre la competencia.

La aplicación de algoritmos no se da solo en el mercado financiero. Podemos observar grandes aplicaciones en salud, manufactura, asuntos policiales y en la mayoría de nuestras actividades. Encontramos algoritmos en Facebook y Twitter. Estos analizan nuestros datos históricos y deciden qué información mostrarnos. Otros ejemplos: Amazon nos sugiere qué libros comprar, YouTube, qué videos ver. Aún más, existen aplicaciones como Duolingo que con la ayuda de algoritmos pueden hasta enseñarnos la manera correcta de pronunciar una frase en varios idiomas.

El uso de algoritmos en nuestras actividades tiene varias consecuencias, especialmente desde el punto de vista de la privacidad. El Dr. Ian Brown, de la universidad de Oxford, considera que necesitamos considerar las implicaciones de permitir intereses comerciales al usar algoritmos para analizar nuestros hábitos. Es indispensable discutir la participación de estas herramientas en nuestra cultura, ya que estamos ante un fenómeno que está, para bien o para mal, cambiando, radical y meteóricamente, cada faceta de nuestra vida.

De algo podemos estar seguros, la capacidad y alcance de los algoritmos es cada vez mayor. Según las proyecciones de Cisco, durante el período 2014-2016 habrá más datos acumulados que los existentes desde la creación de la humanidad hasta el 2014. Mucha más información aumenta considerablemente el rol de los algoritmos, y resulta indispensable mantenernos acorde con los avances tecnológicos en este mundo donde, a palabras de Jason Jennings: “No es el pez grande el que se come al pequeño, sino el más veloz”.

Investigadores asociados:

Iván Kim

Ledys Féliz

Andrea Taveras.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas