El incierto invierno de Europa

El incierto invierno de Europa

Fernando Álvarez Bogaert.

A mi sobrino Siegfried Maruschke hijo

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Desde febrero de 2022, comenzamos a escribir sobre la situación económica actual. Iniciamos con la Era de la Incertidumbre, seguimos con la geopolítica, globalización e impacto, continuando con el cambio del orden económico mundial y el proceso de desglobalización. En la mayoría de estos trabajos hay un común denominador: la inflación.

El panorama actual se asemeja a la década del 1970, con una diferencia significativa: la globalización no estaba generalizada, y las enormes deudas actuales hacen que la economía mundial sea más frágil de lo que era hace más de 40 años.

La economía mundial está sustentada en tres grandes conglomerados económicos: Estados Unidos, China y Europa, es por esta razón, la pertinencia de esta serie de artículos sobre esta última, los efectos y perspectivas que presenta Europa para este invierno y cómo le ha afectado la geopolítica interna del continente.

Un punto importante a destacar es la actual ola de calor que azota a Europa, permitiendo inventarios energéticos a un nivel suficiente para no tener serios inconvenientes para este invierno.

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El escenario de los próximos meses se presenta complicado para una Unión Europea que ha conseguido mantenerse unida ante los últimos desafíos, pero en cuyo seno ya comienzan a aparecer las primeras grietas; esta primera entrega analiza sus divisiones internas frente a la amenaza rusa, en materia fiscal, energética y de cambio climático, unidas al creciente populismo, así como los riesgos externos por la inestabilidad del Reino Unido, la desaceleración de China o la posibilidad de tensiones financieras.

La Unión Europea (UE) se enfrenta a un escenario económico muy complejo; a los problemas derivados de la inflación y de las subidas de tipos de interés para afrontar la misma, esto aumenta la probabilidad de recesión, según expertos, y se suman las tensiones sobre el suministro energético por la invasión rusa a Ucrania. Todo ello dificulta la acción conjunta de Europa Occidental en un momento en el que la unidad es imprescindible.

La UE, por el momento, muestra ciertos rasgos de unidad: ha mantenido un frente común ante la invasión de Ucrania y dejado en suspenso las reglas fiscales hasta finales de 2023 para poder apoyar los ciudadanos más vulnerables ante una inflación sin precedentes de un promedio regional de cerca del 10% en lo que va del 2022.

En las próximas entregas esbozamos las posibles fuentes de división interna, así como los riesgos externos. En el plan interno se añaden las tensiones originadas por la invasión rusa a Ucrania; la crisis energética que afecta a los países europeos, a pesar de la existencia de inventario suficiente de hidrocarburos para el presente invierno por su alta dependencia de los de Rusia; los riesgos externos, por su parte, tienen que ver con el difícil contexto económico y geopolítico global, este último con un nuevo paradigma y las amenazas que supone, en el que la UE todavía necesita encontrar su lugar.