Carlos Cruz-Díez, artista de fama mundial, que ha pintado calles por el mundo, artista de fama universal; con ese sobrino-nieto de Juan Pablo Duarte, este país tiene una larga deuda y nos salvamos, porque a pesar de todo: lo toma a chiste, modo generoso de no maldecirnos. ¿Lo merecemos?… CFE / 2017. Areito de Hoy.
Recuerdo haber escrito entonces:
Maestro loco de contento por su presencia aquí, ilusionados como niños con un cándido Tiovivo nuevo tanto tiempo esperado, o una canquiña traída de Venezuela a Villa Duarte, usted nos hace habitantes afortunados de su famoso cosmos cinético.
Bordeando a distancia los silos afortunados, habrá que acudir a la frase prodigiosa de reafirmación de la ciencia astronómica en los siglos: sin embargo, se mueven.
Constatación que llama a la curiosidad, cuando uno busca el efectismo por todos los rincones de esta ciudad, hoy con nuevo monumento, que borra la dolorosa memoria del 1965, cuando la mirada telescópica del Marine Douglas, apostado en los saquitos verdes, hiciera famosa la frase: «Están tirando de los molinos».
CFE / 1993 El Nacional…
ELIPSIS: SANTO DOMINGO, REPUBLICA DOMINICANA DESDE LA PISCINA DE ALGUN HOSTAL -2021…(*)
Cuando usted se sumerge en la piscina de ese lugar, y mira desde el agua hacia la parte frontal del rio Ozama, en el vacío de lo blanco pintado, en la noche o en la tarde, mucho más en el día, se nota que algo ha sucedido en el frente, algo se ha violado, los ojos no dan crédito a lo que se observa: espacio muerto, el río Ozama en duelo por su amigo de colores mágicos, que en sus aguas jugaba.
En todos estos días, he intentado hacer el ejercicio de mirar en las noches el lugar de la masacre y al mismo tiempo la cobardía de tantos gobiernos, que nunca supieron valorar lo que es un monumento a una nación.
La cobardía del analfabetismo oficial, que nos ha revelado el retrato triste y paupérrimo de una clase política, que da lástima en sus ejercicios » intelectuales » a propósito de la materia de estética, cortedad de miras, no hablemos de las excepciones, sabemos que existen, que da pena son los más que no entienden que el poder es también para educar y hacer avanzar los conocimientos de las personas, con menos oportunidades de entender el valor del arte público, el embellecimiento urbano y el aporte que todo ello hace a la idea de nación.
Hago constar que fue un texto de mi autoría que le bautizó como Monumento Canquiña, cuando en 1993 analizaba como esa obra había borrado la sangre y los malos recuerdos del 1965.
¿Pero quién hizo la obra?…
¿Quién con tanta humildad nos la regaló?…
He aquí su historia.
CARLOS CRUZ-DIEZ ENTRE NOSOTROS, QUEDA SU ESPIRITU Y SU SONRISA.
En esta historia que se va narrar, es posible que Albert Einstein sin saberlo se quede corto y se verá cómo la incultura maldita, la ignorancia toda, puede dejar a videntes sin ojos y sin luces al frente.
Carlos Cruz Díez nació, para divertirse, en Caracas un 17 de agosto de 1923, casi coetáneo con Rafael Landestoy Duluc-Bullumba-… Contó que una tarde en pleno corazón del llano venezolano descubrió matices de las luces, él con la gracia y el encanto de una persona que tiene 94 años, aún narra como si tuviera 17, y dice: “Porque a mí me marcó la primera vez que fui al llano y como a las cinco de la tarde comenzó a bajar el sol y todo se volvió naranja.
Los árboles dejaron de ser verdes, la tierra ya no era marrón, el cielo no pintaba de azul… ¡todo era naranja! Eso quedó grabado en mi mente” Eso afirmaba.
(Carlos Cruz-Díez, la vida en el color, documental) El maestro que alguna vez estuvo entre nosotros y con orgullo junto a Martín López, fuimos sus anfitriones, a inicios de los años 90 del siglo XX, tenía la obsesión propia de quien tiene el segundo apellido del fundador de nuestra República, en más de una ocasión hablaba jocosamente del tema.
Porque Juan Pablo Duarte y Díez era su tío abuelo, él vino a regalar una obra en 1993, a la tierra de su pariente, esa es parte de la historia.
LA OBRA Y LA ILUSIÓN: LOS MOLINOS O EL MONUMENTO CANQUIÑA.
Como se recordará, Carlos Cruz-Díez visitó la República Dominicana en los años 90, con el fin de hacer una obra cinética, en su mejor estilo multicromático. Los silos de los molinos dominicanos fueron escogidos por varias razones:
A) La obra tenía una perspectiva urbana interesante, vista desde la parte colonial hacia Villa Duarte.
B) El río Ozama divide el lugar de donde estaría el monumento, y en sus espejos el toque pluvial daría fuerza al cientismo de los colores, tal como fue.
C) La avenida Francisco Alberto Caamaño Deñó serviría entonces de eje de movimiento visual para todos aquellos que, circulando en un carro o a pie, viniese de la Ciudad Colonial hacia Villa Duarte, como fue: chocaba visualmente con el monumento, tenía la sensación visual de que se movía.
Con toda honestidad: ¿Que esperamos para recuperar de nuevo lo que nos pertenece? La respuesta la tiene el nuevo gobierno, el Ministerio de Cultura y el Ministerio de Turismo. ¿O pasará igual que siempre? (CFE) (*)…
Técnica narrativa y cinematográfica que consiste en la supresión de algún acontecimiento dentro de la linealidad temporal del relato o la historia.