De inexplicable e injustificado -digno de un relato de ficción al estilo de Arthur Conan Doyle- podría calificarse el sorpresivo emplazamiento de la cúpula del olimpismo doméstico y sus federaciones afiliadas al titular de la cartera deportiva, Danilo Díaz Vizcaíno, en procura de buscarle solución a lo que denominan “calamitosa situación” por la que atraviesa esa actividad en el país.
La inesperada queja-denuncia contenida en una información del COD enviada el pasado lunes a los medios masivos de comunicación, cayó como un balde de agua fría ante la opinión pública, pues contrasta con las estrechas y armoniosas relaciones que ha cultivado la actual gestión oficial con el olimpismo criollo, mediante una política de puertas abiertas, sólido respaldo de recursos para los compromisos del ciclo y plena disposición en procura de consenso.
Por ello resultó desconcertante la decisión tomada en la asamblea celebrada en el salón de Conferencias Ulises García Saleta, la cual estuvo encabezada por Luis Mejía Oviedo, presidente del COD, donde se acordó hacer un llamado al ministro Díaz para ser escuchados y buscar una solución a lo que describieron como una situación calamitosa en cuanto al modelo de entrega de recursos, la situación de las instalaciones deportivas, el programa Parni, entrenadores, monitores, entre otros.
Lo que resulta extraño es que en el conversatorio federativo en el seno del COD se reconoció que el deporte dominicano pasa por un buen momento, así como los resultados en los Juegos Centroamericanos de Barranquilla 2018, los XIV Juegos Deportivos Nacionales Hermanas Mirabal y los recientes Juegos Panamericanos Lima 2019. Estos eventos contaron con un sólido respaldo del Gobierno a través del MIDEREC, incluyendo la inversión en la preparación de nuestros atletas y los incentivos sin precedentes a los conquistadores de medallas. Se considera sin base y falsa alarma la preocupación por los Juegos Olímpicos de Tokio y los Juegos Nacionales de Valdesia, ambos programados para el 2020, dentro del calendario oficial.
Pero también hay que entender que la administración debe tener ciertos controles de los programas y compromisos poniendo en vigor las prácticas de buen gobierno de las organizaciones deportivas para evitar el dispendio y los gastos innecesarios. Para avanzar siempre habrá que superar ciertos obstáculos e incomprensiones en el camino con un modelo deportivo bien articulado con políticas claras y transparentes diseñadas por la administración pública con la colaboración de la sociedad civil.
Retomando el tema sobre el injustificado e innecesario emplazamiento de los olímpicos y federados, lo que corresponde es darle un merecido reconocimiento a la presente gestión de Díaz Vizcaíno, por su gran apertura y capacidad de concertación, así como por su adecuada distribución de los recursos públicos, y más aún a la vertiente más favorecida, razón por la cual sus resultados han ido notablemente in crescendo. Lo que consideran los apreciados amigos del sector olímpico-federativo, no es una ficción del creador de Sherlock Holmes, sino una contundente realidad palpable digna de los mejores reconocimientos.