La Misión del FMI que estuvo en el país dirigido por Esteban Vesperoni para la Consulta de Artículo IV 2022, en su informe final sostiene que “nuestro PIB real aumentó 12.3% en 2021, la economía volvió a su tendencia de antes de la pandemia, y es claro la recuperación de la economía dominicana en 2021, no fue un rebote estadístico, fue una recuperación real de 5% con relación a la prepandemia, consistente con un fuerte crecimiento del empleo en un clima de estabilidad”.

Son buenas noticias para el país y muy malas para Leonel Fernández, lo dejan sin aire, noqueado, lo desmienten, las cifras coinciden con las del Banco Central y el análisis similar al de Héctor Valdez Albizu, se recuerda que Leonel, con frases contradictorias y enredados en conceptos básicos de la literatura del crecimiento, habló de “manipulación y deshonestidad intelectualidad”.

Lo que corresponde ahora, como acostumbran los intelectuales cuando se equivocan, es admitir su error histórico, con humildad aceptar la realidad, nuestro país, sacudido por la pandemia del Covid-19, fue de los que más creció en 2021, y de los pocos que en menos de un año recuperó el 100% del PIB que perdió en 2020, el volumen del PIB en 2021 supero en 5% al de 2019.

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Si no lo hace se interpreta es porque no puede compartir con el presidente Abinader el crédito de la recuperación económica a velocidad de crucero, perdió la oportunidad de apoyar la oportuna política fiscal y monetaria que evito la destrucción del aparato productivo nacional y recato la economía del abismo. Todo el mundo recuerda el impacto negativo que tuvo el confinamiento en el transporte, cadenas de suministro y consumo, contados colmados, supermercados y farmacias pudieron abrir sus puertas durante algunas horas en el día, embates que postraron el PIB en un 6.7% en 2020.

Debería aprovechar, además, para revisar su errática posición sobre la política de cero impuestos por seis meses, repite la mentira que quiebra a productores agropecuarios. En lugar de apoyar a 12 millones de consumidores que se benefician de la política porque pone más dinero en sus bolsillos, recomienda lo contrario, que paguen impuestos por alimentos importados, a pesar de que el encarecimiento de la comida y el petróleo por la guerra Rusia-Ucrania dispara el hambre en el mundo, y que para las Naciones Unidas el planeta se enfrenta, en términos reales, a los mayores precios alimentarios, han crecido un 60% desde 2020.

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Y revisar su propuesta ilusoria de “reducir los impuestos a las materias primas para que se reduzcan los precios de los productos básicos”, el momento es para ideas creativas.

Termino esta nota revisando estadísticas de su gestión (2005-2012), no lo avalan, como pretende, para sostener un pulso con el gobierno sobre la mejor política para el sector agropecuario en tiempo de guerra. Descuido el sector que dice defender, no multiplico y diversifico la producción para ganar cuota en el mercado de Estados Unidos bajo DR-CAFTA, como lo hicieron países centroamericanos, sucedió lo contrario, decreciente fueron las ventas de República Dominicana respecto a las importaciones totales estadounidenses, de 0.28% en 2005 se redujo a 0.19% en 2012, implico fuerte caída de 32% en el nivel de penetración.

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