En 1896 ocurrió una sequía “terrible en toda la provincia” de Azua de la cual “el único ingenio que no ha sido afectado es el del americano Hardy, porque dispone de varios pozos con grandes molinos de viento”, narró Pedro Suazo, entonces cura de Azua. Esos pozos eran accesorios al canal que llevaba las aguas del río Jura a sus tierras y cuya construcción le fue concesionada por el presidente Heureaux. Esas estructuras eran imprescindibles todavía para 1909, cuando José Ramón López apuntaba que las fincas de caña de Azua que tenían riego dependían de pozos y que estaba en proyecto la construcción de un dique en el río Jura para toma de agua.

De Hardy, la administración del ingenio pasó a manos del señor Wilson, quien fue seguido por J. G. Dumbar, quien ocupaba el cargo para 1912, y posteriormente por Chas. Gurney. Para 1920, era administrado por C. H. Astwood, quien en el Libro Azul describió a Hardy como un “famoso capitán yankee”, “marino de renombre y traficante en el comercio de las Antillas”.

Para 1913, ya fallecido el socio Hugh Kelly y siendo su viuda su principal accionista, la West India Managment & Consultation Company descartó invertir más recursos en la central y acordó solo mantener sus operaciones. Pese al aumento de los precios del azúcar durante la Primera Guerra Mundial, en la década de 1920 estaba en los últimos lugares entre los ingenios dominicanos.

La familia Kelly mantuvo relaciones con los negocios azucareros con el país, pues Hugh Kelly III, hijo de Hugh Kelly II y Catherine de Kelly, residió en el país desde 1940. En 1949 intervino en la compra al Estado de más de 566 hectáreas para el ingenio Porvenir, aunque poco después este pasó a manos de Trujillo. Hugh Kelly III falleció en Santo Domingo en 1996.

El Ansonia pervivió hasta la primera mitad de la Era de Trujillo, no sin recibir presiones del dictador. Luego de una larga litis, en 1944, el gobernante entregó parte de sus tierras a campesinos y reconstruyó sus antiguos sistemas de riego.