Antes que Nicolás Maquiavelo (Italia, 1469-1527) formulara su doctrina acerca del Príncipe –“si el estadista debe inspirar amor o temor, si debe cumplir o no su palabra”-, ya el juego sucio formaba parte de la política. Maquiavelo halló la fórmula de develar al político astuto o hábil, capaz de conseguir algo, hasta sepultar al rival, mediante el engaño y la falsedad difamatoria.
En ese contexto, la política local no es, ni jamás ha sido, inocente; en el curso de nuestra historia republicana, especialmente en el despotismo, la forma sucia de politiquear ha estado presente en este noble oficio, a partir del momento en que Pedro Santana encarcelara y desterrara a Juan Pablo Duarte y Diez, nuestro Padre de la Patria, al alba de la independencia nacional.
En los últimos tiempos, Leonel Fernández es la víctima propiciatoria de esa vil competencia. Sin embargo, como quedó demostrado, el presidente Danilo Medina y sus colaboradores no son responsables del esquema mendaz montado contra presidente del PLD. Creo que esa campaña continuará adjunta al auge del ex mandatario, un apogeo que afecta legítimas aspiraciones internas mientras preocupa a sus rivales externos.
¿Cómo se desliga Hipólito Mejía de semejante campaña, si admite que se reúne con Quirino? La actual suciedad contiene dos aspectos: primero, dado la obscenidad de la imputación de marras –que Leonel adeuda dinero al ex convictoQuirino Ernesto Castillo-, defenderse sería inútil, demandarlo equivale a circo y pagar el supuesto préstamo probaríafinanciamiento del narcotráfico. La única alternativa es confiar en que el pueblo jamás creerá semejante perversión.
El segundo aspecto: Fernández está luchando contra el fantasma reeleccionista. Un espectro, porque Medina no ha dicho que aspira repostularse,distinto al 2016.Pronto se referirá al tema, y apuesto que será para apoyar a otro precandidato.