El Kurdistán: el eterno viacrucis

El Kurdistán: el eterno viacrucis

El país Kurdo es un territorio de unos 400 mil kilómetros cuadrados, ubicado en la periferia y entre Asia Menor, Transcaucasia y Oriente Medio; que tiene de 40 a 60 millones de habitantes, pues nunca fue censado.

En buena parte montañoso, pero sin climas extremos ni salida al mar, rica en ríos (el Tigris, el Eúfrates y otros), lleno de petróleo y otras minas. También tiene tierras óptimas para la agricultura, el pastoreo y el turismo.

Puede decirse pues que fue bendecida por la mano de Dios… excepto que le puso de vecinos a naciones tradicionalmente belicosas: Turquía, Irán, Irak, Siria y la antigua Unión Soviética. Por esto su historia ha sido una tragedia de nunca acabar.

De origen indoeuropeo; los kurdos se establecieron hace unos 32 siglos, vinculados a la etnia irania de los medos. Sus primeros tiempos fueron de lucha contra los asirios; y luego con los persas, quienes finalmente los sometieron en el 550 a.C. por cerca de mil años; aunque, a inicios de la era cristiana constituyeron la provincia romana de “Cordueni”, de donde proviene su nombre.

Los Kurdos se convirtieron temprano al Islam y en los primeros tiempos gozaron de relativa autonomía como parte de esa comunidad, en virtud de lo cual Saladino fue el gran rey kurdo de Egipto, Asia Menor y Oriente Medio, quien tuvo que enfrentar en el siglo XII a las primeras cruzadas, que acudieron desde la entonces atrasada y fanática Europa, a “liberar el Santo Sepulcro” haciendo verdaderas barbaridades, a quienes este les dio lecciones de habilidad estratégica, humanismo y tolerancia.

Al surgir el imperio Otomano, el Kurdistán quedó dividido entre este y Persia, que le mantuvieron una amplia autonomía; pero en el siglo XIX la creciente opresión otomana provocó diversas rebeliones kurdas, hasta que en la Primera Guerra Mundial estos apoyaron a las potencias occidentales y les fue reconocida la independencia. Pero eso fue solo formalmente, pues los turcos encabezados por Ataturk derrotaron a los griegos que dominaban buena parte de su occidente. Entonces, por temor a que estos se apoyaran en la URSS, le reconocieron como suyo lo que quedaba del país Kurdo mediante el Tratado de Lausanne del 1923.

A partir de entonces, Kurdistán ha estado luchando a brazo partido por su independencia. Las insurrecciones Kurdas y Palestina han sido las principales fuentes de conflicto en Medio Oriente.

Los Kurdos han tenido que enfrentar la represión e incontables guerras de exterminio de parte de las potencias limítrofes, realizadas sucesivamente por Turquía, Irán, Irak y Siria, que han incluido el envenenamiento colectivo, las armas químicas y la limpieza étnica; las que duran hasta nuestros días. Pero ese pueblo indómito aprovecha cualquier oportunidad para luchar por su autonomía e independencia.

Para colmo de sus males, siendo los kurdos mayoritariamente de la secta musulmana de los sunitas, surge con violencia extrema una fuerza llamada Estado Islámico (EI o ISIS), también sunita, que no solo pretende aplastar a todas las demás fuerzas de Irak y Siria en base al terrorismo extremo y acciones militares rápidas, sino que diezma y ultraja a las comunidades kurdas sin piedad.

Los kurdos, sin ser santos, son dignos de mejor suerte…

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