Río de Janeiro. La operación Lava Jato, la investigación por el gigantesco escándalo de Petrobras, la mayor ofensiva contra la corrupción en Brasil, cumple esta semana tres años con 125 condenados, ninguno con fuero privilegiado, y salpica a más de una decena de países de América Latina.
La llamada Operación Lava Jato destapó una enorme y compleja red de corrupción que desviaba recursos de Petrobras, la mayor impresa del país y que premiaba con jugosos contratos a las constructoras que aceptaban pagar sobornos a los altos funcionarios de la petrolera y a decenas de políticos.
Según datos actualizados por la Fiscalía la pasada semana, gracias a los testimonios de 78 acusados que aceptaron colaborar con la Justicia a cambio de reducciones en sus penas, la investigación identificó hasta ahora el pago de sobornos por un valor de 6.400 millones de reales (unos 2.064 millones de dólares).
Las trama de corrupción destapada por las investigaciones en estos tres años ha alcanzado también a más de una decena de países de África y América Latina, desde México a Perú, pasando por Colombia, Panamá, Venezuela y Chile, entre otros.
Entre los salpicados por el escándalo figuran los expresidentes peruanos Alejandro Toledo y Alan García y el mexicano Felipe Calderón.
En Brasil, en estos tres años, el grupo especial de Lava Jato, integrado por fiscales, policías federales y agentes del Fisco, ha detenido a cerca de 200 personas, incluidos ex altos cargos de Petrobras y directores de varias de las principales constructoras de Brasil.
En Brasil, la operación ha dado origen a 57 procesos penales contra 260 acusados, aunque hasta ahora se han dictado condenas en 25 juicios por un total de 1.317 años de prisión.
Las llamadas “delaciones premiadas” -testimonios a cambio de rebajas en las condenas- de 77 ex altos ejecutivos de la constructora brasileña Odebrecht han sido fundamentales para avanzar en las investigaciones.
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