“Promover la esperanza desde la nación” parece a simple vista una pareja de novios tomados de las manos, preludio de un matrimonio donde no habrá espacio para el espanto ni para la miseria humana que cotidianamente nos corroen. Solo los sueños fraguan el amor y la ternura, reinventan la maravilla de amaneceres y atardeceres como poemas de luces blancas, anaranjadas y lloviznas en el alma después de copular en el manoseo de la carne y el deseo.
Rafael -Nino- Féliz piensa el país como un poema de amor, donde las confluencias y afluencias desembocan transparentes y habitables en los seres humanos, que él (en el aula, desde la política o usando la palabra pública) asume convencido de que el ser dominicano —y el universal— confía en que algo debe ocurrir para satisfacer una necesitad material o espiritual que impacte de manera positiva sobre el sujeto individual en la ocurrencia del evento soñado o que éste se produzca «para contribuir como fenómeno de bien común a favor de una comunidad», como dice en su primer artículo titulado Promover la esperanza desde la nación.
“Amar la Patria con Acento” es un libro fruto de 30 artículos iniciados a finales del mes de julio de 2019, en el periódico digital “Acento” donde el autor nos acerca a la vivencia cotidiana de un país cargado de deudas sociales con sus habitantes, en los que la pobreza es una llaga purulenta en el cuerpo social de los barrios y los campos; un país con prejuicios raciales, sociales y las oportunidades son inoportunas como norma.
En estos artículos, Nino Féliz dibuja en su cuaderno de sociales, en la oscuridad de la noche, sin vagarosos ni baldíos tanteos, los apuntes, los bosquejos y relámpagos, materias vitales, para aprehender desde la palabra llana las herramientas para emprender la marcha. Pastor o guía de los cambios que demanda el país, desbrozando abre trochas, levanta los andamios, tiende puentes que unen las aldeas con las ciudades, y los aeropuertos con el mundo, donde utópicamente, cada centavo se honra, se piensa largo y tendido como un bien de todos antes de plantarlo en el bolsillo de un funcionario público, y esta indelicadeza continúe su curso como una noria y sus aguas se corrompan en su eterno girar y nos quedemos como estamos: en los simples reproches, sin ninguna consecuencia.
El valor de estos escritos no reside en plasmar la palabra con pluma y tinta (o ahora en la computadora e impresora); se escriben con el rigor que se imparte una clase de sociales o química, con esa forma simple y pura del Maestro Féliz en “Amar la Patria con Acento”, cuando afirma que «El país necesita promover las ideas que sustenten los grandes proyectos nacionales integrales que impacten en el alma de la gente, para construir una gran nación».
Así en la guerra como en la paz, cada entrega semanal es parte de una secuela donde la sucesión de hechos y acontecimientos se cuentan, analizan, forman parte de ese tablero de los días y las noches que nutren de goces y sufrimientos la existencia. También pasan los seres, situaciones, historias dulces y amargas, amigos que marcan, unos para bien y otros se quedan en inusitadas poses distintas y distantes.
Nino Féliz decanta a dos mujeres de dilatado ejercicio en la vida pública. Una es Milagros Ortiz Bosch. Cito: “Siempre estuve a distancia física de Milagros, pero nunca pude dejar de mirarla desde la magia que su personalidad produce e inspira sobre el propio entorno. Aún conservo su imagen cuando se montaba en un alto jeep mientras recorría en la campaña política los barrios de la vieja ciudad de Santo Domingo.
O se movía mágicamente”. Habla de Milagros como quien escribe un poema a la lluvia fresca de mayo.
En la brisa calurosa de finales de septiembre de 2019, aconteció lo que sucede siempre que se siembra en tierra fértil, el Maestro retornó al país de la nostalgia, que se une por el puente que se extiende hasta la orilla de los insomnios patrios. Volvió en la oscuridad de la noche al cuadernito de apuntes a rememorar sus días de alumno y escribió el artículo “El magisterio y sacerdocio de Ivelisse Prats”, que en paz descanse, con la sinceridad y la simpleza de aquella generación de jóvenes soñadores que «En la maestra Ivelisse encontramos unidos el magisterio y el sacerdocio haciendo camino al andar en la ideología del bien común, la que practica con profundo amor desde su humanismo militante y solidario. En su largo y difícil camino de la política, la democracia ha sido su norte; y el sur, su amor y solidaridad».
Desde otro lado de la amistad, el autor está plenamente convencido de que ciertos negocios del gobierno que presidió Danilo Medina anduvieron mal desde la punta de los pies a la punta de los cabellos. Emanaban un olor a podredumbre, y lo dice sin tapujo ni sonrojo: “Punta Catalina tiene grandes trampas —invitando a los fiscales— que ella misma se tiende y las que la historia tenderá en su contra, más grandes y temibles que las transacciones confesadas, confesadas a medias y no confesadas”. Sobran las explicaciones y los oscuros designios de tales trampas.
Muchos son los temas y los tonos que dan cuerpo y estatura a “Amar la Patria con Acento”, van en orden, más o menos, desde el 4% para la educación, con la interrogante de si fue ganancia o pérdida, capaz que nadie se escape de las puertas del infierno. No podía faltar Loma Miranda, y lo que nadie vio en las estrategias secretas del poder. Clama por una revolución en los valores desde la educación, siente la necesidad de rescatar la diplomacia dominicana, la democracia es el norte que lo guía, y la incertidumbre sobre el mundo después del coronavirus, le late en el pecho como un péndulo; hasta terminar con el cambio político, partido nuevo y la esperanza del pueblo después de la derrota del Partido de la Liberación Dominicana forman parte de este sustancial y pendenciero libro del Maestro Nino Féliz.
Este conjunto de artículos desborda y celebra la alegría, la esperanza, los amigos; traza con pulso seguro todo lo deseable y bueno para nuestro pueblo. Es también un libro peligroso, urticante, que navega en aguas plagadas de tiburones y pirañas, por tanto es un compendio de artículos que ve con ojeriza las actitudes depredadoras de quienes desde el poder, lanzaron un “¡sálvese quien pueda!” y arrasaron con gran parte de lo que los padres de la patria forjaron, desde las gestas independentistas y restauradoras, a sangre, fuego, cuchillo y machete, sin que las protestas, jornadas de jóvenes; oraciones en los templos y en los tabernáculos, fueran en su momento suficientes para amedrentar a quienes desde la crueldad del poder, corrompidos por la ambición de bienes se adueñaron como mayorales de gran parte de la patria e intentaran convertirla en finca personal.
Recuperada la cordura, a contraviento y marea, toca pues, tender de nuevo los puentes que unen los caminos de la patria, encender el fuego para alumbrar los recodos oscuros, navegar hacia puertos seguros, siempre guiados por los apuntes en el cuadernito escolar del Maestro Nino, para dibujar y trazar nuevas coordenadas de esperanza, seducidos por sus palabras, y seguir a lomo de sus propuestas el oficio de Amar la Patria con Acento.