No hacía falta que ayer lo dijera, como quien anuncia un novedoso descubrimiento, el expresidente de la DNCD, Rolando Rosado Mateo, pues hace tiempo que nuestros barrios están sufriendo el auge del microtráfico y los pleitos por los puntos de drogas, situación que según el general retirado ha hecho metástasis.
Y la razón de que se haya llegado hasta ese punto, lo constituye el “error” de haber eliminado en el 2021 la Dirección Central Antinarcóticos (DICAN), organismo adscrito a la Policía Nacional que tenía como misión fundamental combatir el microtráfico. Rosario Mateo criticó que en los programas de seguridad del gobierno no se haya tomado en cuenta la venta de estupefacientes en pequeña escala, por lo que sugirió la creación de un organismo similar al DICAN para que pueda ser más eficiente la lucha contra el microtráfico; que se ha consolidado de tal manera, que ha creado un entramado económico que puede resultar muy lucrativo para sus operadores y además genera empleos.
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“El año pasado dijimos que hay microempresarios de la droga con nueve empleados, y cuando tienen tres puntos de drogas pasa a 27 empleados”. Pero el expresidente de la DNCD no dijo en esa entrevista, o tal vez no se lo preguntaron, porqué se eliminó al DICAN, al que las recurrentes denuncias de organizaciones de la sociedad civil y de los propios residentes en los barrios acusaban de haberse convertido en cómplices de los dueños de los puntos de drogas con el cobro del famoso peaje, y por vía de consecuencia también en parte del problema que se suponía debían enfrentar sus miembros.
Con esos antecedentes no es buena idea resucitar el DICAN o una mala réplica para tener los mismos o peores resultados, pero Rosado Mateo tiene razón cuando señala que para que un plan de seguridad funcione debe tomar en cuenta el impacto del microtráfico, que ha llegado hasta el más apartado rincón de la República, y la violencia delictiva que lo acompaña.