El Movimiento 14 de junio está vinculado a las “Disputas de Trujillo con la Iglesia Católica”

El Movimiento 14 de junio está vinculado a las “Disputas de Trujillo con la Iglesia Católica”

Por: Edgar Valenzuela

En momentos de gran efervescencia en el Caribe, luego que Fidel Castro entrara triunfante con su ejército de jóvenes barbudos a la capital de Cuba, de la victoria de Rómulo Betancourt en el torneo electoral en Venezuela y del desembarco de los combatientes que llegaron el 14 de junio de 1959 por el aeródromo de Constanza, Juan XXIII nombró a monseñor Lino Zanini nuncio papal en la República Dominicana. Con instrucciones precisas sobre cuál sería su misión donde desde hacía cerca de 30 años operaba un Estado policial, monseñor Lino Zanini pisó tierra dominicana el 25 de octubre de 1959. Horas después que concluyera la fiesta organizada para celebrar el cumpleaños del generalísimo Rafael Leónidas Trujillo Molina en un reconocido hotel capitalino. Un evento de asistencia obligatoria para todos los diplomáticos. Deliberadamente el nuncio Lino Zanini evadió felicitar personalmente a Trujillo en su natalicio y compartir con sus funcionarios, confesó a Víctor Gómez Bergés en una entrevista posterior en Roma. La instrucción que recibió en el Vaticano antes de subir al avión fue: “Conservar prudente distancia y mantener frías las relaciones con Trujillo y su régimen”.

Vientos de renovación soplaban desde que Juan XXIII llegó a la plaza de San Pedro. En la cancillería se estudió la relación que la Iglesia Católica dominicana mantenía con Trujillo desde décadas atrás, consolidada por elogios recíprocos, agasajos dentro y fuera del Palacio, ayudas mutuas, y la alianza que quedó escrita y sellada con firma del Concordato el 16 de junio de 1954, bendecido por el papa Pío XII.
José Luis Sáez, S. J. en su libro Lino Zanini: Diplomático y agente de cambio destaca las acciones del nuevo embajador del papa y el contraste con sus antecesores. El nuncio Lino Zanini se negó a incluir alabanzas a Trujillo en la presentación de cartas credenciales en el Palacio Nacional, el 30 de octubre de 1959. Igualmente evitó hacer elogios a Trujillo ante los miembros del clero en la Catedral Primada y a las obras de la Iglesia que el generalísimo patrocinaba. Y rechazó la invitación del canciller Porfirio Herrera a impartir la bendición en la inauguración de la Feria Ganadera el 21 de enero de 1960, alegando que esa tarea le tocaba a las autoridades eclesiásticas ordinarias. Alto, fuerte, de 50 años, dueño de un carácter resuelto y enérgico, estaba dotado para hacerle frente a situaciones de crisis, anota Gómez Bergés. Su actuación sería decisiva en los acontecimientos finales del régimen.

Con la derrota militar de los desembarcos por Constanza, Maimón y Estero Hondo prendió la idea que un atentado contra Trujillo sería la mejor vía de derrocarlo. El Movimiento 14 de Junio la impulsó. A sugerencia de Minerva Mirabal se adoptó ese nombre en honor a quienes sembraron la semilla de la libertad en esa fecha. El plan era detonar una bomba que hiciera «saltar por los aires a Trujillo», en la inauguración de la Feria Ganadera el 21 de enero de 1960. En la reunión constitutiva del Movimiento 14 de junio en Mao, Valverde, el 10 de enero de 1960, algunas noticias comprometedoras llegaron a oídos de un amigo de uno de los asistentes y lo informó al Servicio de Inteligencia Militar (SIM). El SIM lanzó una redada nacional contra los miembros del 1J4. En su libro Un Garabato de Dios, monseñor Juan Félix Pepén narra que un antiguo seminarista, sobrino de un sacerdote, estudiante universitario, y miembro del Movimiento 14 de junio, conocido como Hipólito Medina Llauger, le pidió refugio en el obispado de Higüey el 20 de enero de 1960.

Pepén revela que lo ocultó en el obispado, avisó a su tío sacerdote, y tras oficiar la misa el 21 de enero viajó a la capital a informar al embajador del papa. Cuando el nuncio Lino Zanini le escuchó decir que tenía escondido un miembro del 1J4, sobrino de un sacerdote que, igual que otros seminaristas militantes era perseguido por el SIM, exclamó: «Esto no puede seguir así. La Iglesia tiene que levantar su voz y hablar claro. No hay tiempo que perder».

Le pidió escribir un borrador base de una declaración pública. Al día siguiente debía entregarlo en la Nunciatura. Y así él lo hizo. Luego de leer el texto el nuncio Zanini exclamó: «Eso no basta, hay que llegar más lejos. Hay que denunciar las violaciones a los derechos humanos y reclamar un cambio».
Tras una pausa le solicitó recomendar a una persona que lo redactara. El obispo Pepén le habló de un escritor, fogoso orador, vecino suyo, que para el día 23 ya había redactado la carta pastoral. El nombre del autor se mantendría en secreto.

El domingo 31 de enero de 1960 en los púlpitos de las parroquias de todo el país se leyó la carta pastoral que provocó el mayor escándalo de la Era. ¡Pedía que se evitaran excesos, clemencia para los presos implicados en el complot contra Trujillo! La firmaron el arzobispo de Santo Domingo, monseñor Ricardo Pittini; el arzobispo coadjutor Octavio A. Beras; el obispo de Santiago, Hugo Eduardo Polanco Brito; el obispo de La Vega, Francisco Panal; el obispo de La Altagracia, Juan Félix Pepén; y el obispo de San Juan de la Maguana, Tomás F. Reilly.

A principios de febrero apareció frente al malecón un portaviones norteamericano junto a cinco barcos de guerra enviados desde la Base Naval de Guantánamo, en maniobra preventiva. El 10 de febrero de 1960, El Caribe informó de la visita de cortesía que el senador de La Florida, George Smathers, hizo a Trujillo en el Palacio Nacional. La visita tenía un objetivo oculto: solicitar al Jefe organizar elecciones libres y retirarse junto a su familia al extranjero a disfrutar su fortuna. El “insólito dictador” escuchó con atención la receta para la democratización que le trajo su amigo George Smathers. Sabía que el senador le hablaba con autorización del presidente Eisenhower, pero no le hizo caso. El pleito con la Iglesia Católica sería a muerte.

Más datos en este libro favorecido con la imprenta por el Archivo General de la Nación (AGN).

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