Asistimos desde hace un cuarto de siglo a un profundo y rápido proceso de transformación a escala planetaria en los órdenes político, económico y social que aun no ha terminado.
En efecto, desde la caída estrepitosa del bloque del “socialismo real “encabezado por la Unión Soviética en 1990, se han estado produciendo la extensión geográfica de los procesos industriales, el desarrollo de vías alternativas de comunicación electrónica, la insurgencia y el terrorismo islámicos favorecidos inicialmente por los intereses encontrados de las grandes potencias y el creciente regionalismo a nivel global están configurando un mapa político-económico en el cual las dos llamadas superpotencias (los Estados Unidos de América y la desaparecida Unión Soviética) están siendo sustituidos por el predominio de diversas potencias o bloques regionales: Norteamérica, Sudamérica, Unión Europea, Rusia y países satélites, China, Sudáfrica, Medio Oriente, etc., mientras en lo económico las empresas transnacionales, financieras industriales y de materias primas, campean por sus respetos.
Ya por de pronto el presidente Obama ha hecho saber que Estados Unidos no pueden pretender hacer de policía del mundo ni tratar de imponer la democracia y libertad occidental en países que nunca le han practicado. Será necesario abrir espacios de mayor tolerancia y respeto a otras culturas e intereses diferentes a las que han dominado al mundo. Asistimos al nacimiento de lo que podemos llamar la era del postimperialismo, o por lo menos de convivencia multipolar pacífica, luego de que se acallen los tambores de guerra con el concurso de todos y los lamentos del terrorismo del presente y se olviden de un pasado tormentoso, de occidente como del oriente próximo y lejano.
Es hora ya de que toda la humanidad se una para salvar el planeta de la destrucción que hacemos los seres humanos de su propio hábitat y que castigue conjuntamente a quienes tratan de imponer a otros sus ideas y modos de actuar, para preservar la paz y respeto a los derechos fundamentales en todo el orbe.