TELÉSFORO ISAAC
El Maestro Jesús de Nazaret entendió que es conveniente anteponer las buenas acciones de bienestar social humanista sobre rúbricas, cánones, tradiciones y doctrinas religiosas. Eso fue lícito para él en ese tiempo y es mayormente válido hoy, porque, aunque se necesitan pausas para descansar, es prioritario “hacer el bien sin mirar a quien”.
Jesús actuaba con compasión para recobrar la salud de muchos enfermos, ciegos, cojos; pero los judíos tenían deseos de matarlo, porque no solamente no observaba el mandato sobre el sábado (día de descanso de la ley de Moisés) sino, además, se hacía igual a Dios diciendo: “Mi Padre siempre trabaja, y yo también trabajo”. (Juan 5:17).
Decimos que el mundo necesita descanso atendiendo a lo siguiente: El científico inglés Isaac Newton formuló que la tierra es un cuerpo con movimiento dinámico. Por otra parte, se ha dicho que el globo terráqueo podría ser considerado como un gran organismo viviente o sea que parece un ser vivo, o por lo menos con signos de vida.
Con el concepto de que la Tierra es un espécimen viviente, no es absurdo ni extravagante creer y decir que el mundo está extenuado por las continuas y estresantes actividades en su superficie física y aérea.
Los religiosos judíos y cristianos siempre han tenido el descanso como un momento imprescindible, una necesaria ocasión para estar en una condición de inactividad, tranquilidad, paz, una oportunidad en espacio y tiempo que es sagrada para los seres vivientes y también para la misma tierra física; pues, se necesita tiempo de descanso. El descanso por tanto es una ocasión sagrada.
Originalmente se llamó “sabat” al tiempo estipulado para descansar y se basó en investigaciones y análisis de la actividad creativa que duró seis días y el séptimo día fue para descansar. (Génesis 2:2). Las Santas Escrituras tienen notas acerca del periodo de la creación y el lapso de descanso que sirve para establecer la base y principio esta modalidad.
Hay más de sesenta menciones o indicaciones de descanso en la Santa Biblia. Las menciones más notables están en Génesis 2:1-2 Y Éxodo 23:19. La primera relata lo que el Creador hizo: “El cielo y la tierra, y todo lo que hay en ellos, quedaron terminados. El séptimo día terminó Dios lo que había hecho y descansó”.
En Éxodo 23: 10 la sentencia se extiende a beneficio de los pobres y animales salvajes y dice así: “Cultiva la tierra y recoge las cosechas durante seis años, pero el séptimo año no la cultive: déjala descansar para que la gente pobre de tu país coma de ella, y para que los animales salvajes coman de lo que sobra”.
El tributo ordinario de la implementación del descanso se encuentra concretamente en Deuteronomio 5: 12-14 y se señala así: “Ten en cuenta el sábado para consagrarlo al Señor, tal como el Señor tu Dios te lo ha ordenado. Trabaja seis días y haz en ellos todo lo que tengas que hacer, pero el séptimo día es día de reposo consagrado al Señor tu Dios. No hagas ningún trabajo en ese día”
Estos versículos arriba citados son las columnas que sostienen el estatuto de descanso; pero, los versículos más considerables para los fieles cristianos están en las citas: “El Señor es mi pastor nada me falta. En verdes praderas me hace descansar”. (Salmo 23: 1-2); y la benévola promesa de Jesús: “Vengan a mí todos ustedes que están cansados de sus trabajos y cargas, y yo los haré descansar”. (Mateo 11: 28).
El descanso sabático que germinó con la Ley de Moisés fue sustentado por el judaísmo y adoptado generalmente por naciones del Mundo Occidental. El estatuto del descanso sabático, entre los muchos atributos, se hizo oportunidad de relajamiento, reposo momentáneo, esparcimiento transitorio y otras particularidades como símbolo de paz, armonía espiritual, oportunidad de tranquilidad mental, serenidad psicológica …
Esta ley en los códigos laborales que imputa descanso de un día semanal fue impuesta en algunos casos con rigurosidad por religiosos conservadores como los judíos del tiempo de Jesús, quienes acosaban al iluminado maestro por hacer obras de sanación en sábado como en el caso de curar a un paralitico un día de reposo. (Juan 5: 16-18). En una ocasión Jesús refutó a los que le perseguían por no doblegarse a la ley de la observación de descansar en el sábado. Seguramente Jesús fue enfático y expresó: “El sábado se hizo para el hombre, y no el hombre para el sábado”. (Marcos 2: 27).
Ahora bien, para soslayar el cansancio y la carga que incomoda, Jesús hizo esta promesa de especial connotación para los que requieren alivio, paz y reafirmación de relación espiritual. La oferta fue la siguiente: “Vengan a mi todos ustedes que están cansados de sus trabajos y cargas, y yo los haré descansar”. (Mateo 11: 28)
Autor es obispo emérito de la Iglesia Episcopal/Anglicana