El nacimiento de una gran nación

El nacimiento de una gran nación

Fabio Herrera Miniño.

Atraídos por la gran riqueza de los suelos y la abundancia de corrientes acuíferas el hemisferio norte del continente americano añadió a su riqueza una gran atracción de los seres humanos que poco a poco compartieron con los nativos que se habían establecido en las grandes extensiones territoriales que albergaron variados enclaves humanos de peculiares costumbres.

Con abundancia de tierras y riquezas naturales inagotables fueron desplazando a los habitantes originales por los nuevos llegados de Europa y desalojaron a los ya existentes. A esos pobladores se les agregaron los seres humanos negros traídos de África en condiciones de esclavos y estableciéndose en las llanuras orientales en la costa con el Océano Atlántico y la cuenca baja del caudaloso río Mississippi. Los grandes centros urbanos nacieron cercanos a la costa atlántica poblando todo el oriente de un país inagotable extendiéndose desde los extremos orientales y occidentales en una mezcla que marcaba agudas diferencias para darle forma a una raza muy peculiar en sus costumbres y hábitos de vida. Se caracterizaron por una profunda religiosidad cristiana y la práctica de la misma.

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Fue el inicio de una nación con una civilización muy peculiar en donde la separación entre esclavos, población indígena, europeos, españoles y los chinos llegados de Asia se adaptaron para trabajar duro y abnegadamente para aprovechar esa riqueza agrícola y minera de la tierra cuya abundancia de agua estimulaba una migración constante donde cada segmento racial iba encontrando un nicho para desarrollarse y criar sus familias. Y ocurría que en sus países de origen de Europa, África o de Asia eran perseguidos por motivos religiosos, políticos, esclavistas o raciales.

La poderosa naciente nación logró aumentar su territorio cuando otro gran pueblo no tuvo el empuje desarrollista de los europeos norteños arroparon lo que originalmente fue una nación mejicana pero sin fuerzas para desarrollarse y preferían vivir pensando en la grandeza de sus antecesores en especial los llegados de España en el ocaso de su hegemonía del siglo XVI bajo un sistema de coloniaje muy lejos de una visión de lo que era un estado moderno.

Los padres fundadores de Estados Unidos, todos de origen europeo, tenían una base intelectual muy avanzada y principios de desarrollo bien plantadas en el intelecto de esos nuevos pobladores que llegaron poco a poco para irse adueñando de un territorio virgen.

Esa gran llanura le ofrecía a los recién llegados las oportunidades de rehacer sus vidas de miseria que había dejado atrás en Europa y ahora se le ofrecía las posibilidades de emprender el establecimiento de las bases para una gran nación sin parangón en el nuevo mundo que ya estaba en sus principios de crecimiento humano.

Los grandes ríos de la gran llanura norteamericana y en presencia del vasto territorio ocupado por numerosas tribus de indígenas y viendo los europeos el estado en que se encontraba todo el territorio al oeste del río Missisippi le permitió a la nueva colonia iniciar un proceso de acaparamiento territorial en condiciones ventajosas para los europeos que al poco tiempo eran dueños de un vasto territorio desde el Atlántico, Texas y hasta California que fue la base de un imperio y hoy domina el mundo por sus sistemas educativos e innovaciones que cada día proporciona por sus conocimientos herramientas para mejorar la calidad de vida.