La naturaleza no es totalmente predecible, constituyéndose en un desafío para el ser humano desde el inicio de los tiempos. El 2016 resultó el año más caliente en mucho tiempo. El primer trimestre sobrepasó las estadísticas del 2010 en cada mes, que ya daban señales de un calentamiento importante. Estas altas temperaturas pueden ser explicadas por el fenómeno atmosférico conocido como El Niño.
El Niño es un patrón climático periódico que trae consigo variaciones en la temperatura de las aguas del centro y oriente del Pacífico tropical. En un espacio de tiempo, entre tres y siete años, las aguas se enfrían o calientan entre 1 y 3 grados Celsius más que la temperatura normal. Esto se conoce como el Ciclo ENOS, que tiene efectos directos en las zonas tropicales y en el clima de otras partes del mundo. ENOS puede manifestarse en dos fenómenos totalmente diferentes: El Niño, que hace referencia al calentamiento, y la Niña, al enfriamiento.
El Niño fue descubierto, en principio, por los efectos en Perú de las variaciones meteorológicas. Esta nación depende, en gran medida, de su agricultura y cada año espera la estación de lluvias denominada el Monzón para nutrir sus cosechas. En 1877, el Monzón no apareció y la hambruna mató cerca de cinco millones de personas. En 1899, ocurrió de nuevo este evento, devastando reiteradamente las condiciones del país. Pescadores peruanos le llamaron el fenómeno. Este nombre, El Niño, hace referencia al Niño Jesús porque notaron esta corriente caliente todos los años cerca de Navidad, en aguas que eran usualmente muy frías. El fenómeno solamente se daba en el Perú por lo que no preocupaba a los demás países.
En 1960 se descubrió que este fenómeno no solamente ocurre en Perú, sino en todo el Pacífico tropical. Se ha demostrado que estos movimientos provienen de desequilibrios de la presión atmosférica en el océano Pacífico, cercano a la línea del Ecuador. Los cambios en la atmósfera traen movimientos posteriores en los mares y océanos. De esta forma, las corrientes marinas, en la zona intertropical, tienen una dirección este-oeste que causa cambios en la temperatura, movimientos en la presión atmosférica y variaciones en las lluvias en todas las costas sudamericanas y asiáticas del Pacífico.
A lo largo de las últimas décadas, la cantidad de eventos de El Niño ha aumentado notablemente, agravando los efectos del calentamiento global. La Revista Nature explicó en 2014 que si el agravamiento del calentamiento global no es detenido, las aguas del Pacífico Oriental Ecuatorial continuarán siendo más calientes y se podría estimular una mayor ocurrencia de El Niño.
Los cambios climáticos tienen implicaciones de todo tipo. De acuerdo con el Instituto para la Tierra de la Universidad de Columbia, el fenómeno El Niño fue el causante de muchos conflictos acaecidos luego de la Segunda Guerra Mundial. Explica que los eventos de El Niño más fuertes han precedido cerca del 30% de las guerras civiles en más de cien países. De igual manera, la aparición de enfriamientos (La Niña) tiene alguna relación con el 21% de los 234 conflictos que ha analizado el instituto en el período 1950-2004.
La aparición de El Niño significa variaciones importantes en las lluvias, ocurrencia de sequías e inundaciones, escasez de peces y agua, pérdidas de vidas y diseminación de enfermedades alrededor de todo el mundo. Se le considera el fenómeno más letal de la tierra.
Cada región del mundo se ve afectada de manera diferente. Se tienen menos huracanes en el Atlántico, América experimenta muchas lluvias, Oceanía enfrenta una gran sequía, Asia desafía un monzón o período lluvioso más débil y Europa tiene inviernos más fríos. Todo esto con las implicaciones sociales y económicas que trae consigo. En el próximo artículo, nos proponemos presentar algunos ejemplos clave que explican los efectos de El Niño alrededor del mundo.
Investigadora asociada: Julissa Lluberes