He dicho de forma recurrente que el policía es una expresión psicosocial de la sociedad dominicana.
En su mayoría proceden de la exclusión social, de carencias y del luchismo de vivir y sobrevivir ante la inequidad y la desigualdad.
El ingreso a la policía es una movilidad social, o la búsqueda de un espacio para continuar estudios, trabajo, identidad y de poder lograr algún salto cuantitativo para ser visible de alguna forma.
El asesinato de la arquitecta Leslie Rosado tiene consecuencia dolorosa, traumática, y habla del daño colateral de ponerle un arma a una persona que no sabe lidiar con un conflicto, de buscar o elegir la proporcionalidad, medir el riesgo, valorar las circunstancias y saber manejar un arma de fuego en medio de una adversidad.
De esos hechos trágicos, la persona se pregunta ¿cómo te mata, quien debe protegerte? ¿Cómo te daña quien debe cuidarte? Si la policía revisa sus estadísticas debe encontrar la alta frecuencia entre cabos y sargentos en conflictos ciudadanos, debido a la falta de estudios, de habilidades y destrezas para el manejo a las frustraciones, el remordimiento, la rabia y enojo que van acumulando.
La violencia social ocurre más en los hogares y en el tránsito, y en ambos, los agresores son en su mayoría hombres. En los diferentes gobiernos, se plantea siempre la reforma policial, talleres, conferencia, simposio, etc. Pero la policía continúa sobreviviendo junto al pensamiento político-social dominicano que, también es de pobre evolución como sociedad.
La muerte de la pareja de evangélicos, de la arquitecta y de otros, son la consecuencia de una policía que debe cambiar o parir o construir un nuevo policía. Pienso que no tiene que ser suizo, sencillamente del sur profundo que son la mayoría de cabo y sargento o de marginalidad del barrio y de comunidades excluidas y carentes de todo.
Para construir ese nuevo policía, sin tantos estudios e inversiones, hay que empezar por entrenamiento psico-emocional, por enseñarle el manejo del conflicto, la prevención y la solución asertiva ante las adversidades; por otro lado, acceso a estudios, techos, salario y un ambiente laboral de mayor calidad y calidez humana.
La afectividad, las emociones y el desmonte de un sistema de creencia distorsionado y limitante no se cambia con un arma o un uniforme o poder, cambia con educación, inclusión y el reconocimiento de derechos sociales.
¿Cómo siente el policía que lo percibe la sociedad? ¿Cómo la sociedad percibe al policía? ¿Cómo comprende el policía a una sociedad en sus diferentes conflictos, sus roles y expresiones psicosociales? Para construir un policía con nuevos perfiles, alguien que pueda ser amoroso, empático, afectivo, generoso, servicial, altruista, humanitario, debe trabajarse de forma psico-emocional y conductual, para que pueda en una revisión de actividades personales, entenderse consigo mismo y con los demás, para eso existen psicólogos, psiquiatras, sociólogos, antropólogos, religiosos y hacedores de cultura de buen trato y de afectividad.
El abordaje unidisciplinario está destinado al fracaso. El enfoque del nuevo policía debe ser multidisciplinario para lograr el desarrollo integral de tantas carencias acumuladas.
El nuevo policía, para entenderse con una sociedad patologizada, recurrente y resistente en lograr un gasto social de calidad y bien distribuido, que permita cambiar la mentalidad y el sistema de creencia, ese es el desafío.
El enfoque del nuevo policía debe ser multidisciplinario{
Incluir psicólogos, antropólogos, psiquiatras, sociólogos, religiosos
El abordaje unidisciplinario está destinado al fracaso