El ocaso del clan Rajapaksa, claves de la crisis política en Sri Lank

El ocaso del clan Rajapaksa, claves de la crisis política en Sri Lank

El presidente de Sri Lanka, Gotabaya Rajapaksa. (EFE)

Colombo. La dimisión prevista este miércoles del presidente de Sri Lanka, Gotabaya Rajapaksa, objetivo principal de los manifestantes que desde hace meses le reprochan una mala gestión de la crisis económica, marca el ocaso del poderoso clan familiar y deja abierta la cuestión de qué político saldrá victorioso en la lucha por formar un nuevo Gobierno.  

Agravada por el coronavirus y la falta de divisas internacionales, la crisis económica en Sri Lanka provocó una escasez crítica de combustible, alimentos y medicamentos esenciales.  

La situación se deterioró rápidamente y dio lugar a masivas manifestaciones mayoritariamente pacíficas, sin escapar a la ocasional violencia, que han causado la caída en desgracia del presidente y del poderoso clan Rajapaksa.  

Estas son las claves de una espiral de inestabilidad financiera y política que desencadenó el anuncio de dimisión el pasado sábado del presidente Rajapaksa, y del primer ministro, Ranil Wickremesinghe, tras una jornada de manifestaciones multitudinarias durante la que miles de manifestantes irrumpieron en las residencias oficiales de ambos líderes.  

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Grave crisis económica

Sri Lanka comenzó a dar muestras de una incipiente crisis económica desde finales de 2021, cuando en noviembre de ese año las autoridades se vieron obligadas a cerrar su única refinería de petróleo para evitar un abultado gasto de divisas por la importación de crudo.  

El país vio mermar sus reservas internacionales en los últimos dos años, con la caída drástica del turismo debido a la pandemia cuando Sri Lanka comenzaba a recuperarse de los atentados yihadistas de Pascua que el 21 de abril de 2019 dejaron un balance de 269 muertos y más de cuatrocientos heridos.  

Una inflación récord y la escasez de medicamentos, alimentos y combustible llevó al Gobierno a suspender el pago de la deuda externa el pasado abril, y a negociar con el Fondo Monetario Internacional (FMI) las condiciones de un posible rescate que todavía no se ha producido.

Manifestaciones masivas

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Cientos de personas hacen cola para recibir comida delante del secretariado de Presidencia en Colombo (EFE)

Los largos cortes de electricidad que empezó a vivir la isla en marzo, de hasta 13 horas de duración, provocaron las primeras manifestaciones por parte de la población, y miles de personas acamparon en las inmediaciones de la Secretaría Presidencial de Colombo para exigir la dimisión del clan Rajapaksa.  

Mayoritariamente pacíficas, las protestas se vieron empañadas por la violencia el 9 de mayo cuando un enfrentamiento entre seguidores del Gobierno y opositores desencadenó choques en todo el país que se saldaron con ocho muertos y más de 200 heridos.  

Tras ser atacados por el grupo progubernamental, los opositores reaccionaron con la quema de vehículos y de al menos 25 residencias de políticos relacionados con el partido en el poder, lo que llevó a las autoridades a imponer un toque de queda nacional que se alargó por varios días.  

Inicio de la crisis política

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Las primeras manifestaciones desencadenaron una grave crisis política en Sri Lanka, primero con la dimisión grupal en mayo de todos los ministros del Ejecutivo, y días después con la renuncia de 42 parlamentarios de la coalición gubernamental.  

Esto forzó a Rajapaksa a nombrar un Gabinete reducido, y dejó al Gobierno al borde de perder la mayoría en el Parlamento.  

Un día después de los graves incidentes del 9 de mayo, el hermano del presidente y entonces primer ministro, Mahinda Rajapaksa, anunció su dimisión.

En su lugar accedió Ranil Wickremesinghe. Pero los manifestantes continuaron exigiendo la renuncia de Gotabaya Rajapaksa, quien descartó dimitir aunque se comprometió a formar un Gobierno de inclusión nacional y a revocar una enmienda de la Constitución para reducir su poder.  

Fin del combustible

Con las reservas de combustible al borde de su agotamiento, las autoridades esrilanquesas paralizaron a finales de junio casi por completo la actividad de la isla al restringir el uso de combustible a los servicios esenciales.  

Afirmaron que se habían producido acercamientos con compañías petroleras de distintos países, entre ellas una de Rusia, que envió la semana pasada dos representantes a Sri Lanka para negociar un acuerdo.

Dimisión del presidente

 

El pasado sábado una nueva jornada de intensas protestas que marcaba el tercer mes desde su comienzo desembocó en que el presidente Rajapaksa anunciara su dimisión a partir del miércoles, mientras que el primer ministro Wickremesinghe informó que también dejaría su cargo apenas dos meses después de haber accedido a él.  

Un amplio grupo de manifestantes superó los controles de seguridad e irrumpió en las residencias oficiales del presidente y del primer ministro, a pesar de que la Policía recurrió a gases lacrimógenos para impedirlo.  

Imágenes de la residencia de Rajapaksa mostraban a personas dándose un baño en su piscina o descansando en los dormitorios de la vivienda, mientras que la casa privada del primer ministro fue incendiada supuestamente por manifestantes.  

La renuncia de ambos deja un país descabezado y los partidos de oposición intentan ahora un consenso para la formación urgente de un Gobierno que avance en las negociaciones con el FMI.

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