Ciudad del Vaticano. El papa Francisco bautizó hoy en la Capilla Sixtina a veintisiete niños durante una ceremonia en la que animó a los padres a inculcarles la fe cristiana en el hogar y les recomendó no reñir delante de ellos para no provocarles “angustia».
Francisco derramó personalmente el agua sobre la cabeza de doce niños y quince niñas, generalmente hijos de empleados del Vaticano y algunos de los cuales hicieron resonar algún que otro grito y llanto entre los extraordinarios muros de la Sixtina, lugar de cónclaves.
Por esa razón el pontífice, antes de proceder con este rito, pidió a los padres que procuraran que sus hijos estuvieran a gusto e invitó a las madres a amamantarles en el caso de que estos tuvieran hambre, tal y como ha venido haciendo en años anteriores.
Todo para evitar lo que denominó como “llanto preventivo” de los bebés, una reacción más que comprensible, sostuvo, si se piensa que se sienten en un lugar desconocido, concurrido y en el que se respiraba calor, por lo que pidió no arroparles demasiado.
“Que estén cómodos, estad atentos a no taparles mucho. Si tienen hambre amamantadles, se lo digo a las madres. El peligro es que los niños tienen una vocación polifónica. Uno empieza a llorar y otros le siguen, y se convierte en un coro de llantos”, ironizó.