Ciudad del Vaticano.- El papa ha enviado un mensaje a los participantes en el I Congreso latinoamericano de Pastoral Familiar en el que defiende que la familia, más allá de sus «acuciantes problemas y de sus necesidades perentorias», es un «centro de amor».
«En el hogar familiar, la persona se integra natural y armónicamente en un grupo humano, superando la falsa oposición entre individuo y sociedad. En el seno de la familia nadie es descartado: tanto el anciano como el niño hallan acogida», señala el papa argentino.
El obispo de Roma aludió a la encíclica de su predecesor, Benedicto XVI, «Caritas in veritate» (La caridad en la verdad, 2009), al señalar que la familia constituye una gran «riqueza social» que aporta «estabilidad y fecundidad».
La estabilidad se debe a que las relaciones basadas en «el amor fiel, hasta la muerte», como el matrimonio, la paternidad o la hermandad, se aprenden en el núcleo familiar.
Por otro lado, la fecundidad se produce porque la familia, según el papa, «amplía el horizonte de la existencia» a los individuos, generando «un mundo nuevo».
«(La familia) nos hace creer, contra toda desesperanza y derrotismo, que una convivencia basada en el respeto y en la confianza es posible. Frente a una visión materialista del mundo, la familia no reduce el hombre al estéril utilitarismo, sino que da cauce a sus deseos más profundos», subrayó.
Francisco concluyó su mensaje invocando a la virgen de Guadalupe para que bendiga «a los hogares de América y los haga semilleros de vida, de concordia y de fe robusta, alimentada por el Evangelio y las buenas obras».