Filadelfia, EEUU. El papa Francisco se despidió hoy de Estados Unidos, tras una histórica visita de seis días, y puso rumbo a Roma.
A las 19-46 hora local (23-46 GMT), el pontífice abandonó EEUU a bordo de un avión de la compañía American Airlines, tras ser despedido en el Aeropuerto Internacional de Filadelfia por el vicepresidente estadounidense, Joe Biden.
En el Hangar Uno de las instalaciones aeroportuarias, el papa asistió a una ceremonia de despedida en la que se dirigió en inglés a unos 500 miembros del VIII Encuentro Mundial de las Familias que clausuró hoy en Filadelfia.
En su intervención, el santo padre pidió a Biden, con quien mantuvo una reunión privada, que trasladara su “gratitud” al presidente de EEUU, Barack Obama, y concluyó con un “God bless America” (“Dios bendiga a América»).
También dio las gracias a los organizadores de su visita, al afirmar que sus “días con ustedes han sido breves, pero han sido días de gran gracia para mí y rezo por ustedes también».
Al frente de la comitiva de despedida, el vicepresidente acompañó al papa hasta la escalerilla del avión (cuyo morro lucía las banderas de EEUU y el Vaticano), a la que se accedía por una alfombra roja.
Francisco partió hacia Roma un par de horas después de oficiar una misa en Filadelfia para poner fin al VIII Encuentro Mundial de las Familias, que congregó en la céntrica avenida de Benjamin Franklin Parkway a centenares de miles de personas.
“La fe crece con la práctica y es plasmada por el amor. Por eso, nuestras familias, nuestros hogares, son verdaderas iglesias domésticas.
Es el lugar propio donde la fe se hace vida y la vida se hace fe”, señaló el pontífice en la multitudinaria misa.
Durante su visita a Estados Unidos, que fue también la primera a este país en su vida, Jorge Mario Bergoglio cumplió con una apretada agenda que le llevó a Washington, Nueva York y Filadelfia.
En Washington, el papa se reunió con el presidente de EEUU, Barack Obama, ante quien se presentó en la Casa Blanca como un “hijo de familia de inmigrantes».
También en la capital estadounidense, Bergoglio canonizó al franciscano español Junípero Serra en el Santuario Nacional de la Inmaculada Concepción, con una misa al aire libre a la que asistieron unas 25.000 personas.
Allí también hizo historia el papa al convertirse en el primer pontífice en dar un discurso ante el pleno del Congreso de EEUU, donde pidió “no dar nunca la espalda a los vecinos”, en alusión a los millones de inmigrantes cuyos derechos -según afirmó- “no siempre fueron respetados».