El papa pide solución a la crisis de Venezuela y el fin de la guerra en Siria durante misa por Domingo de Resurrección

El papa pide solución a la crisis de Venezuela y el fin de la guerra en Siria durante misa por Domingo de Resurrección

El papa Francisco camina poco antes de oficiar la misa del Domingo de Pascua el domingo 1 de abril de 2018 en la Plaza de San Pedro, en el Vaticano. (AP Foto/Gregorio Borgia)

 Ciudad del Vaticano.- El papa Francisco pidió hoy que el pueblo de Venezuela “encuentre la vía justa, pacífica y humana para salir cuanto antes de la crisis política y humanitaria que lo oprime” y deseó que se “ponga fin inmediatamente al exterminio que se está llevando a cabo” con la guerra en Siria.

Francisco hizo estas consideraciones durante el mensaje de Pascua que leyó desde la logia central de la basílica de San Pedro del Vaticano, donde también impartió la bendición “Urbi et Orbi” (A la ciudad y al mundo), momentos después de presidir la misa del Domingo de Resurrección en la plaza de San Pedro del Vaticano.

“Suplicamos el fruto del consuelo para el pueblo venezolano, el cual (…) vive en una especie de ‘tierra extranjera’ en su propio país, para que encuentre (…) la vía justa, pacífica y humana para salir cuanto antes de la crisis política y humanitaria que lo oprime, y no falten la acogida y asistencia a cuantos entre sus hijos están obligados a abandonar su patria”, dijo.

También se refirió a Siria, donde su población está “extenuada por la guerra que no tiene fin” y llamó a “todos los responsables políticos y militares, para que se ponga fin inmediatamente al exterminio que se está llevando a cabo (en Siria), se respete el derecho humanitario y se proceda a facilitar el acceso a las ayudas» que la población necesita “urgentemente” y el regreso de los desplazados.

Personas buscan entre las ruinas de varios edificios bombardeados en la ciudad de Alepo, Siria.  AP. Archivo.

Personas buscan entre las ruinas de varios edificios bombardeados en la ciudad de Alepo, Siria.
AP. Archivo.

Francisco lamentó las “injusticias y violencias” y cargó contra la “miseria y exclusión”, el “hambre”, la “falta trabajo”, el rechazo social hacia “los refugiados”, “las víctimas del narcotráfico, de la trata de personas y de las distintas formas de esclavitud de nuestro tiempo».

Mencionó a la península coreana para confiar en que “las conversaciones en curso promuevan la armonía y la pacificación de la región” y solicitó a los responsables que “actúen con sabiduría y discernimiento para promover el bien del pueblo coreano y construir relaciones de confianza en el seno de la comunidad internacional».

Deseó paz para “Tierra Santa, que en estos días está siendo golpeada por conflictos abiertos que no respetan a los indefensos, para Yemen y para todo el Oriente Próximo”, y condenó el hambre, los conflictos y el terrorismo en África.

Previamente el papa presidió la misa del Domingo de Resurrección en la plaza vaticana y, al contrario que otros años, pronunció una homilía y lo hizo de manera espontánea, sin leer ningún discurso escrito.

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