Breno Brenes (El Gorila), alto dirigente del Movimiento Popular Dominicano que entrenó a la mayoría de los combatientes de esa agrupación, nunca había concedido una entrevista ni permitido que lo fotografiaran. Trabajaba en una misión muy delicada: preparar la escuela militar del Partido.
Con Ramón Agustín Pinedo Mejía (Monchín) ocurría lo mismo pero porque el brillante deportista, eficiente ingeniero civil y consagrado catedrático universitario, opacó al militante emepedeísta. Sin embargo, entre los antiguos activistas de esa organización llevó una vida intensa, activa peligrosa, caracterizada por guerrillas, deportaciones, exilios, apresamientos y la tragedia de los asesinatos y desapariciones de sus hermanos Miriam Pinedo y Otto Morales y del valiente comandante Ramón Emilio Mejía del Castillo (Pichirilo), su tío, que condujo el yate Granma en el que navegó Fidel Castro en 1956.
René Sánchez Córdova es el menos anónimo de estos valientes revolucionarios, no por sus actuaciones en el MPD, que fueron clandestinas, sino por sus posiciones de director de la Escuela de Arquitectura, decano de la facultad de Ingeniería de la UASD donde participó en el Movimiento Renovador, fue de los creadores del grupo Fragua y de la Federación de Estudiantes Dominicanos junto a Asdrúbal Domínguez.
Nunca habían contado su historial político que es diferente pese a que los tres pertenecen al Movimiento Popular Dominicano desde que se estableció en la José Trujillo Valdez (avenida Duarte) el 20 de junio de 1960, dieciséis días después de que llegaran a Ciudad Trujillo Máximo López Molina y Andrés Ramos Peguero quienes lo habían fundado en Cuba junto a Pablo Martínez, en 1956. Tal vez la alegría de compartir con su camarada Cayetano Rodríguez del Prado el premio otorgado a sus Notas autobiográficas, Recuerdos de la legión Olvidada, los animó al relato.
Junto a la familia del laureado autor, también ingeniero civil, catedrático universitario, decano de ingeniería y arquitectura y vicerrector administrativo de la Autónoma compartieron un desayuno para celebrar el galardón que en el renglón Testimonio le confirió la secretaría de Cultura. Rodríguez del Prado habló poco quizá porque lo escribió todo en su obra, y para dar paso a las revelaciones de sus compañeros. El MPD ha sido el gran olvidado en las izquierdas y movimientos antitrujillistas. Rescatar esa memoria es la idea del libro, siempre se ha ignorado el sacrificio de esos muchachos que dieron sus vidas por la libertad del pueblo dominicano, manifestó, tras agradecer al Jurado que distinguió su obra.
En esas cuatro cabezas que peinan canas se resume más de medio siglo de estremecedoras luchas políticas. Aunque ya no empuñan el fusil, Breno Brenes confiesa que ningún dominicano consciente se retira de la política. Además, el cuarteto está activo en el ejercicio de sus profesiones. El mayor es René, nacido en La Vega el 27 de abril de 1935. Le sigue Breno quien, paradójicamente, vino al mundo el 8 de enero de 1940 dentro de la rancia oligarquía capitalina y fue trujillista, nada menos que de la Legión Anticomunista. Cayetano, de la preclara intelectualidad de Santo Domingo, nació el 2 de junio de 1941 y Monchín, nieto de un viejo lobo de mar, meció su cuna en Macorís el 9 de diciembre de ese año.
Sus vidas personales en la izquierda son valiosa porción que quedó en el tintero a Rodríguez del Prado, a quien los tres profesan franca admiración. Para mí fue un orgullo haber servido bajo las órdenes directas de Cayetano (quien desempeñó las funciones de Máximo López Molina, como presidente de la Comisión Política), dice Brenes.
Nombres y situaciones insospechadas, escapadas milagrosas, escaramuzas, camuflajes, dolor, muerte, martirio, aventuras, traiciones encierran sus novedosas narraciones.
El ABC del Comunismo. Breno Brenes no oculta su pasado. Después de estudiar en la Academia Militar de Georgia, Estados Unidos, donde tuvo entre otros compañeros a Puchi Mella, Hugo Guilliani, Virgilio Álvarez Bonilla, Villi, aplicó todos sus conocimientos cuando se produjeron las invasiones de 1959 al crearse la reserva de la Legión Anticomunista, y a aquellos hijos de oligarcas, hijos de los mejores representantes del régimen, los escogí para su preparación militar y formé un cuerpo que tuvo a cargo la seguridad de la capital, como oficiales: Maximito Valdez, Papito Vallejo, Johnny Padilla y otros.
Cuenta que a la Legión se le asignó la seguridad interna del estadio Quisqueya cuando el famoso discurso de Balaguer. Sólo estuvo ese año en la Reserva. Luego de llevar la bandera dominicana en los Juegos Panamericanos de Chicago, donde representó al país en béisbol, abandonó el trujillismo, firmó con el Escogido y con los Gigantes de San Francisco, pero una bursitis le impidió jugar pese a que era mejor bateador que Ricardo Carty, lo que avala Monchín con indiscutible autoridad.
Antonio (Tony) Isa Conde cambió en parte su destino cuando le obsequió el libro El ABC del Comunismo, pero fueron más determinantes las visitas a la casa de Máximo López Molina a la calle Estrelleta. Máximo era como un encantador de serpientes. Me hipnotizó, ahí hice mis pininos. Luego me tocó entrenarlo a él y a un grupo de compañeros en la playa de Nigua, con unos fusiles Garandt.
El hijo de Rafael Andrés Brenes y Altagracia Guridi viuda Brenes fue el instructor militar de más del 90 por ciento de los emepedeístas, entre los que cita a Louis Malkún, Tito Montes, Henry Segarra, Otto Morales y todos esos mártires que asesinaron Balaguer y el imperio. Entrenó además a los combatientes de los comandos del MPD durante la revolución de abril.
Orgulloso manifiesta: Todavía soy rojo y negro por culpa de Cayetano. El libro es un compromiso histórico.