Actores van y viene, presentadores viven o mueren por los ‘ratings‘, y los músicos por subir en la cartelera: todos rehenes de la volátil opinión pública.
Pero algunas estrellas están destinadas a ser recordadas por siempre: su éxito queda inmortalizado entre el granito y el latón combinado en la larga acera que conforma el Paseo de la Fama de Hollywood, una de las atracciones más populares de Los Ángeles, que atrae turistas de todo el mundo.
Creado en 1958, el recorrido pasa por más de 2.600 estrellas, cada una un tributo a la contribución de figuras en el ramo del cine, televisión, música, radio y más recientemente, teatro.
«Los criterios para tener una estrella son tener una larga trayectoria en el mundo del entretenimiento –mínimo cinco años, nominaciones a premios y muy importante para nosotros que hagan trabajo filantrópico», explica Ana Martínez, que organiza las ceremonias.
Martínez, que lleva 30 años trabajando en el Paseo de la Fama, indica además que toda una industria del turismo se construyó alrededor de esta atracción.
Las ceremonias normalmente coinciden con el lanzamiento de una película, dado que es la celebridad la que escoge la fecha. El homenajeado paga además una cuota de 40.000 dólares: 15.000 para la ceremonia y el resto para mantenimiento.
Estrella de Trump vandalizada
A pesar de la alta tarifa, la Cámara de Comercio de Hollywood, responsable de la calzada, recibió más de 300 postulaciones el año pasado, pero generalmente acepta unas 30.
Martínez trata de organizar unas 24 ceremonias al año, que son transmitidas en vivo por su sitio web, aunque dice que el número tiende siempre a subir.
Aunque no hay un conteo oficial, entre las estrellas más fotografiadas destacan las de Steven Spielberg, Nicole Kidman, Harrison Ford y Donald Trump, que también podría llevarse la distinción de la estrella más vandalizada.
Trump, ahora presidente de Estados Unidos, fue homenajeado en 2007 por su trabajo como productor del certamen Miss Universo.
Las primeras estrellas fueron develadas en 1958 en una extensión de 4 km en el centro de Hollywood y de allí fue creciendo al igual que su atractivo turístico.
«Es muy especial estar aquí, ver en persona las estrellas de estos cantantes que amo y me encanta escuchar, y los actores con los que crecí», dice a la AFP la brasileña Daniela Oliveira, de vacaciones en Los Ángeles.
Varios latinos han sido homenajeados, entre ellos Sofía Vergara, Shakira, Ricky Martin, Penélope Cruz, Javier Bardem, Antonio Banderas, Emilio Estefan y Don Francisco.
También van para grupos -reales o de ficción- como los personajes de «El Mago de Oz», «Los Muppets» y «Los Simpson». La Rana René, Mickey Mouse, Winnie the Pooh y Godzilla tiene la suya propia.
Selección controversial
Al expresidente de la Cámara de Comercio de Hollywood, E. M. Stuart, se le atribuye la idea de la atracción en 1953 para «mantener la gloria de una comunidad cuyo nombre es sinónimo de glamour».
El paseo inicial costó 1,25 millones de dólares y entre las primeras estrellas develadas están las de Olive Borden, Ronald Colman, Burt Lancaster y Joanne Woodward.
El proceso de selección ha generado también controversias, como cuando se le negó la solicitud a Charlie Chaplin y su hijo demandó, sin éxito, por 400.000 dólares en daños.
Chaplin recién recibió el homenaje en 1972, cinco años antes de morir.
El paseo estaba diseñado para acomodar 2.518 estrellas, que para la década de 1990 ya se habían agotado, llevando a que se habilitara una segunda línea.
Ahora hay centenares de estrellas en blanco, dando esperanza a las nuevas personalidades de la industria para inmortalizar su nombre en la calzada más cotizada de Hollywood.