El ministro administrativo de la Presidencia, José Ramón Peralta, emitió unas declaraciones rotundamente pesimistas respecto a las relaciones entre el presidente Danilo Medina y el expresidente Leonel Fernández. El funcionario reveló que en del PLD “las heridas se han profundizado”, y estimó difícil la reconciliación entre ambos líderes, aunque no la descarta.
Tal declaración debe mover a preocupación a todos aquellos vinculados al destino del partido de gobierno, sean danilistas, leonelistas, o de cualquier otro grupo, pues quien se ha expresado así es un amigo y colaborador íntimo del primer mandatario, con libre acceso a confidencias políticas, pero sobre todo, un “Insider”, conocedor del pensamiento y los sentimientos del gobernante, quien además ha sido el principal portaestandarte de la reelección.
Si el juicio de Peralta retrata la realidad peledeista, entonces el destino a corto y mediano plazos del oficialismo parece lúgubre, porque sin esa reconciliación será difícil que el PLD salga victorioso el 20 de mayo del 2020.
La verdad es que tales heridas se han profundizado debido a los excesos verbales incurridos desde ambas atalayas, aunque preciso es reconocer que el presidente Medina ha sido estoico al guardar silencio sobre un eventual tercer periodo, mientras Fernández ha mantenido su comedimiento habitual. Son sus respectivos áulicos y sicofantes quienes se fanatizan, agitando la tea de la discordia atizada por determinados aliados extremistas, entrometidos en los asuntos internos del PLD y que apelando a insultos y vituperios estimulan la cizaña de la confrontación y la división para ganar espacio electoral.
Al parecer, el único camino electoralmente viable para el PLD consiste en que Medina ponga su reconocido liderazgo y la popularidad de su gobierno al servicio del candidato ganador de las primarias abiertas del 6 de octubre.