Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) el Día Mundial de la Obesidad fomenta soluciones prácticas para ayudar a las personas a alcanzar y mantener un peso saludable, emprender un tratamiento adecuado y revertir la crisis de la obesidad.
La palabra crisis nos queda corta al hablar de la epidemia del siglo XXI, siendo los últimos reportes de la Federación Mundial de la Obesidad, que más de la mitad de la población mundial estará en sobrepeso u obesa para el año 2035, cuyo impacto económico ascenderá a más de 4.32 trillones de dólares anuales.
El peso del mundo cuesta dinero y resta calidad de vida, y a pesar de tantas décadas de intentos terapéuticos, la historia del tratamiento de la obesidad sigue siendo un fracaso. Ningún país ha visto un declive en su prevalencia desde 1975.
La gran mayoría de campañas dirigidas contra la obesidad procuran que las personas tomen la decisión personal de comer más saludable y realizar más actividad física, estrategia poco eficaz a nivel poblacional sin políticas públicas dirigidas a combatir el ambiente obesogénico, plagado por publicidad de alimentos ultraprocesados; etiquetado confuso y desorientador, oferta de bebidas azucaradas desmesurada, la reducción generalizada de la actividad física y la falta absoluta de educación nutricional actualizada sin ningún conflicto de interés. Mezclado a la continua utilización de ciertos químicos por parte de las industrias a pesar de ser reconocidos disruptores endocrinos.
En obesidad, el peso va más allá del peso de la balanza. Este incluye una historia de vida, una larga lista de intentos fallidos con sus múltiples repercusiones somáticas y psicológicas entrelazadas a diversas realidades económicas, sociales y ambientales.
Preguntas frecuentes
¿Cómo nos exponemos a disruptores endocrinos?
Pueden encontrarse en una variedad de productos y materiales de uso común, incluyendo:
- Pesticidas: presentes en alimentos agrícolas tratados con pesticidas sintéticos.
- Plásticos: compuestos como el bisfenol A (BPA) y los ftalatos, que se encuentran en envases de plástico, botellas de agua, juguetes, productos de cuidado personal, entre otros.
- Productos cosméticos y de higiene personal contienen ftalatos, parabenos y otros químicos.
- Productos de limpieza
- Productos químicos industriales: Presentes en la fabricación de textiles, materiales de construcción, etc.
¿Qué es el genotipo ahorrador?
El genotipo ahorrador se refiere a una predisposición genética que favorece la eficiencia en la acumulación de energía en forma de grasa durante períodos de abundancia alimentaria. Este tipo de genotipo era ventajoso en épocas de escasez, ya que permitía a los individuos sobrevivir en condiciones de hambruna al conservar energía. Sin embargo, en entornos modernos de abundancia alimentaria, este genotipo contribuye al desarrollo de la obesidad.