¿Cómo interpretar el plantón, luego de aceptar la invitación de la Comisión de Interior y Policía de la Cámara de Diputados, que lo citó para conversar sobre las muertes de tres jóvenes cuando se encontraban bajo custodia policial, del mayor general Eduardo Alberto Then? ¿Cómo un irrespeto del Director de la Policía Nacional al Poder Legislativo, como lo calificaron los legisladores que forman parte de esa comisión? ¿Cómo un error del gobierno en medio de una situación en la que se esperaría que este dé la cara, como opinó un senador de la oposición?
Es un mensaje confuso, difícil de interpretar de manera correcta, si es que hay alguna forma de hacerlo, a lo que no ayuda mucho el hecho de que lo sustituyera su superior jerárquico, el Ministro de Interior y Policía Jesús -Chu- Vásquez, quien rehusó referirse a las razones por las cuales su subordinado faltó a la cita y no presentó excusas; solo se limitó a explicar que prefería concentrarse en la enorme y abrumadora tarea que tiene por delante, ahora contra el tiempo debido a la presión social que ha provocado la muerte de los tres jóvenes: sacar adelante la empantanada reforma policial.
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Si de lo que se trata, como se especulaba ayer en corrillos periodísticos, es de ponerle una mordaza al Director de la Policía cuando más se necesita que hable y ofrezca explicaciones, debieron advertirle entonces que bajo cualquier excusa rechazara, desde el primer momento, esa invitación; se hubieran ahorrado el ruido que ha provocado el desplante y, más que nada, las especulaciones y comentarios negativos criticando al gobierno del cambio y su proclamado apego a la institucionalidad democrática.
Lo que, dicho sea a propósito, le da municiones a una oposición que a pesar de que dispara a lo loco y a todo lo que se mueve sin averiguar primero si se trata de un ratón o un elefante, debe estar muy agradecida de que el gobierno le regale un blanco tan fácil que puede acertarle hasta con los ojos cerrados.