Sin entrar en detalles, podría decirse que la crisis consiste en una situación grave que afecta los activos tangibles e intangibles de una organización, marca o figura pública, con posibilidad de escalar en intensidad y perjudicar a sus grupos estratégicos y de interés, generando un impacto negativo en los medios de comunicación, lo cual afecta de manera negativa y directa su reputación, credibilidad, confianza, licencia social, capital relacional imagen y opinión pública. En pocas palaras, crisis es toda perturbación del estado de equilibrio normal.
De un tiempo a esta parte, se han originado alrededor del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), diferentes tipos de crisis. Por ejemplo: reputacional, de credibilidad, de confianza, de imagen pública, de toma de decisiones, de manejo inadecuado de la democracia interna, de violación de principios, de actuaciones al margen de las normativas institucionales establecidas, entre otras malas prácticas.
En estos tiempos de redes sociales, de transparencia y de lucha en contra de la corrupción y la impunidad, ninguna organización, sin importar su naturaleza, tamaño y objetivos, está blindada contra crisis. Un ejemplo fehaciente de ello es la situación actual por la que atraviesa el Partido de la Liberación Dominicana. Actuaciones ilícitas y malas prácticas, protagonizadas por actores clave de esa organización política, son algunas de las causas que han motivado a las autoridades de la Procuraduría General de la República a llevar a cabo la Operación Calamar.
La mayoría de los imputados en la Operación Calamar, son dirigentes, militantes, colaboradores o simpatizantes del partido morado. Tomando como punto de referencia lo que hasta ahora se ha dicho de Calamar, este esquema de corrupción comenzó sus operaciones a finales de 2016. Esta estructura fue creada para sacar de manera ilícita miles de millones de pesos del erario público, los que luego serían empleados para sustentar acciones proselitistas diversas, así como llenar las arcas de filibusteros contemporáneos.
Lo que está a la vista, no necesita espejuelos. El Partido de la Liberación Dominicana (PLD) está inmerso en una gran crisis. En este ámbito, llama la atención la forma empleada por los dirigentes peledeístas para gestionar las diferentes dimensiones de la crisis que tambalea a su organización. Para salir fortalecido de una crisis, es imprescindible contar con un talento humano que posea habilidades, competencias y experiencias para gestionar de manera estratégica e integral cada una de las acciones correctivas y preventivas alrededor de la situación de crisis planteada.
Hasta ahora, los dirigentes del PLD solo se han limitado a construir, difundir y posicionar una narrativa, cuya estrategia consiste en hacerle creer a la opinión pública que la decisión de apresar a sus miembros, proviene del Poder Ejecutivo. Entiéndase, del Presidente Luis Abinader Corona. Además, pretenden cuestionar la imparcialidad e independencia del Ministerio Público, con el propósito delibrado de dañar la reputación, credibilidad e imagen pública de Miriam Germán Brito, Procuradora General de la República, y la de sus colaboradores más cercanos
Si lugar a duda, una crisis de la naturaleza, magnitud y tamaño como la que actualmente confronta el PLD, no es estratégico afrontarla con acciones aisladas, llenas de emotividad, con escasa credibilidad y mucha manipulación. Es incorrecto tratar de corregir una crisis, generando otras. Tanto la forma como los contenidos de la narrativa del Partido de la Liberación Dominicana, como parte de sus estrategias mediáticas para salvaguardar sus intangibles, carecen de creatividad, credibilidad, ética y de respeto a las audiencias. En este sentido, fueron innecesarias, provocativas e irracionales las acciones desarrolladas dentro y fuera del Palacio de Justicia de Ciudad Nueva, protagonizadas por dirigentes, militantes y simpatizantes del partido de la estrella amarilla.
Los contenidos de la narrativa que ha construido, difundido y posicionado el Partido de la Liberación Dominicana, buscando con ellos evitar que la crisis actual continúe dañando sus activos intangibles: reputación, credibilidad, confianza, capital relacional, permiso social, percepción y opinión pública favorable, parecería que están dirigidos a audiencias constituidas por estúpidos. En fin, la narrativa de la crisis que padece el PLD, está rodeada de mentiras, manipulaciones, acusaciones alegres e inspiradas en la teoría de la conspiración.
Para que una narrativa sea efectiva, es esencial que sus mensajes y los canales empleados para difundir sus contenidos, así como los emisores que cuenten sus historias o relatos, posean credibilidad y notabilidad positiva. La crisis reputacional, de credibilidad e imagen pública, no se corrige con mentiras, manipulación y acusaciones mal intencionadas. Los contenidos de la narrativa incluyen la forma de pensar, decidir, actuar, relacionarse y hablar de las organizaciones, las marcas y las personas. En la forma y contenidos de los mensajes de la narrativa del PLD, subyacen la desesperación, el miedo, el chantaje, la manipulación y la posverdad deliberada.
Lo mejor que pueden hacer los dirigentes del Partido de la Liberación Dominicana, es construir, difundir y posicionar una narrativa creíble y ética, que ayude al talento humano del Ministerio Público, a los jueces y a los abogados a clarificar los motivos por los que empresarios y políticos aparecen como imputados en la Operación Calamar. Lo lógico y racional sería que la narrativa del PLD, se centrase en motivar a los ciudadanos dominicanos para que apoyen los esfuerzos que lleva a cabo el Ministerio Público, tendentes a combatir la corrupción, la impunidad y a fortalecer la institucionalidad de la sociedad dominicana.
¿Será que los responsables de construir, difundir y posicionar la narrativa de crisis del Partido de la Liberación Dominicana, creen que todos los dominicanos son perceptores cortos de entendimiento? ¿En qué momento los directivos y ejecutivos actuales del banco de todos los dominicanos: Banreservas, explicará a la opinión pública las razones por las que aparece como parte del elenco de la Operación Calamar? No es un desatino comparar el propósito deliberado de la narrativa del PLD, con la que llevan a cabo las Asociaciones Dominicanas de Administración de Fondos de Pensiones (ADAFP) y de Riesgos de Salud (ADARS).