El poema publicado era un acróstico que decía a Trujillo asesino y ladrón
Cuando ajusticiaron a Rafael L. Trujillo, el director del periódico El Caribe era Francisco Prats Ramírez, el padre de la profesora Ivelisse Prats de Pérez.
Fue sustituido por el Dr. José Canó López, un joven abogado y profesor universitario nativo de Santiago, quien logró establecer estrechas relaciones con Ramfis y el esposo de Angelita, coronel Luis José León Estévez.
Meses después de la caída del régimen en la Redacción del diario se recibió por correo una colaboración del licenciado Juan de Jesús Cornelio, titulada “Recordando tu imagen”, donde supuestamente se resaltaba la memoria del Jefe, pero no era así, en realidad era un acróstico donde se calificaba al dictador de “asesino y ladrón”.
El jefe de Redacción del matutino, don Pablo Rosa, dio un vistazo a la composición y la refirió al director que autorizó su publicación.
En la madrugada del día siguiente Canó recibió una llamada desde el Palacio Nacional, donde le requerían con urgencia, y al preguntar la razón de la convocatoria, lo que escuchó como respuesta fue una reprimenda en la voz de León Estévez que lo dejó estupefacto, a pesar de que el periodista siempre fue hombre frío y sereno.
Fue cuando llegó al periódico, en la calle El Conde No.1, que pudo convencerse de la tremenda burla, no solo a él y al periódico, sino a la memoria de Trujillo. Casi todos los correctores de estilo y de pruebas, linotipistas y hasta los mensajeros fueron a la cárcel y rudamente golpeados por sicarios del régimen.
A raíz de la publicación del célebre poema el redactor de El Caribe que tenia como fuente noticiosa el Palacio Nacional, Manuel de Js. Javier García, visitó como de costumbre al bibliotecario de la mansión presidencial, Francisco R. Mejía, quien le recomendó que leyese la pieza literaria, “pero como acróstico”.
Ambos lo leyeron con detenimiento y comprobaron que en las aparentes alabanzas al generalísimo se escondía el insulto de “ladrón y asesino”. Ahí entendieron las razones del mal humor que mostraban a los altos círculos trujillistas enquistados en Palacio.
Canó López había sido profesor de la academia militar Batalla de Las Carreras, en la base de San Isidro, un centro académico que en la época gozaba de un gran prestigio, no solo por contar con el apoyo de Ramfis, sino por la calidad de la enseñanza que se impartía allí. Los futuros oficiales de las Fuerzas Armadas debían demostrar capacidad, o de lo contrario eran rechazados en las pruebas de admisión del centro.
Cuando se publicó la sátira al tirano el doctor Joaquín Balaguer era presidente de la República, pero Ramfis era el hombre del poder. Y era de suponer que con esa burla a la memoria de su padre, se intensificaría su demencial persecución contra todo el que real o supuestamente estuviese involucrado en la muerte del Jefe.
Para la ocasión los cuerpos represivos del régimen de ninguna manera saciaban la sed de sangre; siempre querían más, y especialmente en la Capital, civiles, militares, obreros y grupos de adolescentes pagaron con su vida por un delito que nunca cometieron.
La gran mayoría de las víctimas eran pobres gentes humiles, modestas y sus nombres se perdieron junto con sus vidas.
A continuación el texto del poema que leído como un verso normal es un elogio a Trujillo, pero verticalmente, de arriba para abajo, usando la primera letra de cada línea (acróstico), se leerá “asesino y ladrón”:
Amigo y gobernante, patriota y compañero/ Soldado y estadista, perínclito mentor/ Espada victoriosa de innúmeras conquistas /Señor de la esperanza del pobre agricultor/ Insigne fue tu vida, gloriosa fue tu muerte/No en vano fuiste grande, serás perennemente/ Orgullo de Quisqueya, la tierra del amor/ Y un hado misterioso surcó la noche y luego/La Patria está de luto, solloza y se estremece /Angustia y desconsuelo se esparcen por doquier /Dolor, desesperanza, suspiros y tristezas / Rumor de mil lamentos pidiéndote volver /Oscura está la noche… más vamos siempre avante /Nosotros recordando tu estampa Rafael.