Siempre se nos enseñó que en un partido político sus militantes tienen derechos iguales, contrario a una empresa, donde ocupa la presidencia el accionista mayoritario, o alguien que este delegue. El Partido Revolucionario Moderno (PRM) nace ante la pugna en el Partido Revolucionario Dominicano (PRD), donde su presidente maneja esa entidad como una finca suya, y un grupo de dirigentes trató de rescatar los principios democráticos que durante décadas mantuvo su mentor José Francisco Peña Gómez.
Le puede interesar: Vengador social ya está en RD
Llegado al poder el PRM, su cúpula ha variado los principios democráticos de la organización, que viene manejándose como una empresa privada, donde mandan “los propietarios del partido”; los que ponen los cuartos. Dos acciones ponen al desnudo esta realidad: hace unos meses se cambió el método de elección de la dirección por asamblea de delegados, contrario el mandato de voto universal, y hace unas semanas, cuando se sustituyeron por el dedo, miembros de la Comisión Ejecutiva.