En las últimas entregas de esta serie estuvimos reconstruyendo las estructuras partidarias del 1J4, particularmente en el período comprendido entre 1961 – 1962. Expusimos los comités locales, municipales, provinciales, regionales e internacionales que se instalaron en todo el territorio nacional y en el extranjero, abarcando desde los rincones rurales más remotos hasta los principales centros urbanos. A través de la presentación que hicimos de su dirigencia a todos los niveles, objetivamos la implantación territorial que alcanzó el partido de la bandera verde y negra, caracterizado como un “partido de masas” siguiendo la clasificación que estableció Maurice Duverger en su manual de Ciencias Políticas.
Estas estructuras cimentaron la presencia del movimiento en cada localidad del país y demostraron su arraigo popular. Por tal motivo, las fotos, los vídeos y audios de la manifestación que organizó la Agrupación Política Catorce de Junio los 14 de junio de 1962, en la que participaron más de 40 mil personas, nos aporta un testimonio contundente sobre su capacidad de movilización. Tres años después, esa misma multitud, tal como lo expresara en uno de sus libros Fidelio Despradel, se convertiría en “la columna vertebral” de la resistencia contra la segunda intervención militar estadounidense, pues el 1j4 fue el principal partido en la contienda y el de mayor espíritu anti-imperialista.
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En ese orden, es imposible avanzar hacia una comprensión mínimamente seria sobre ese hecho histórico si no se toma en cuenta la efervescencia política que se desató en Santo Domingo tras el ajusticiamiento del tirano Rafael Leónidas Trujillo. Es decir, las luchas contra los remanentes del trujillismo en 1961, contra el Consejo de Estado y su modelo de democracia en 1962, las movilizaciones y acciones populares contra la reacción en 1963 y los esfuerzos que se siguieron desarrollando desde las organizaciones políticas y sindicales durante el año 1964 y principios del 1965. Se trata de una época matizada por el auge de las fuerzas revolucionarias ya que la juventud estaba profundamente influenciada por la Revolución Cubana y los principios del castrismo, entre los que se destaca de manera preponderante el combate frontal contra el imperialismo norteamericano.
Desde esa óptica, el 1J4 sirvió para canalizar la mayor parte de la energía revolucionaria que se despertaba en nuestra sociedad después de 30 años de tiranía trujillista. Es innegable que la mayoría de los jóvenes que participaron en la resistencia contra la invasión estadounidense de 1965 estuvieron vinculados a las actividades y comités del movimiento en sus años previos. Bajo su bandera, el movimiento logró unificar a campesinos, obreros, estudiantes y profesionales, consolidándose como la principal fuerza política en el país, sobre la que se cernía, como es de esperar, la atención de la Agencia Central de Inteligencia y especialmente del Departamento de Estado, tal como se consigna en el libro La CIA en República Dominicana del periodista Esteban Rosario, donde se establece que los Estados Unidos invirtieron más recursos en el país en la etapa previa que durante y después de la invasión, véase: 9.7 millones USD entre 1960–1964 vs. 8.5 millones USD entre 1965-1968.
Ciertamente, fueron esas preocupaciones las que propiciaron la llegada de los 42,000 marines, cuya principal finalidad fue torcer el rumbo de la sociedad dominicana y evitar, según palabras de Lyndon B. Johnson, “el establecimiento de otra Cuba en el hemisferio occidental”. En los informes desclasificados de la CIA se establece que “al comienzo del intento del golpe de Estado, en las 1 o 2 horas de los primeros movimientos rebeldes, miembros del castrista Movimiento 14 de Junio estaban ocupados en las calles de Santo Domingo, llamando a la población a salir y demostrar su apoyo por la restauración del gobierno constitucional”.
El papel del 1J4 durante la guerra patria de 1965 es, sin lugar a dudas, uno de sus legados más significativos. Nos cuenta el Ingeniero Rafael “Cucullo” Báez Pérez, a quien el diario digital Acento describió como “el organizador de los comandos” en una de las entrevistas que realizara el periodista Fausto Rosario Adames, que él tiene ese título por haber sido el secretario de organización del 14 de Junio en el Distrito Nacional al momento de iniciarse la guerra. Agregó que él, junto con Roberto Duvergé, fueron los que tuvieron la idea de convertir los comités barriales del 1J4 en comandos, arrastrando a sus integrantes en la batalla subrayándonos que su capacidad operativa no era pequeña y que estaba compuesta por miles de simpatizantes. En ese sentido, se debe siempre resaltar que la articulación de las unidades militares de combate que se crearon para enfrentar la invasión norteamericana fue posible gracias a la infraestructura organizativa que el movimiento había conformado en los años previos.
Restituir historicidad en la gesta de 1965, nos conduce a producir una mirada sociológica muy necesaria para explicar y comprender los hechos. Desde esta perspectiva, se pierde “espontaneidad” en las acciones aportándonos causas y razones que nos permiten entender mejor el proceso. De allí que la participación masiva en el mitin de 1962 además de haber servido como un ejercicio de cohesión y formación política, preparó y orientó a los militantes para las luchas del futuro pues el pueblo que enfrentó la intervención militar de 1965 fue el mismo que gritó en el parque independencia “Manolo seguro, a los yanquis dale duro”. En la próxima entrega comenzaremos a desarrollar sus frentes de masas y estructuras internas.