Es una constante de todos los gobiernos que hemos tenido el notable rechazo de los funcionarios a sostener un programa de mantenimiento a las edificaciones y carreteras bajo su responsabilidad. Es notorio el descuido que se nota al poco tiempo de estar el funcionario en el cargo.
El caso del descuido en el mantenimiento de edificaciones y carreteras se ha tornado crítico con el presente gobierno del PRM con casi 18 meses en el poder. Y es que a los funcionarios se les ha cortado las vías de acceso para hacer negocios y enriquecerse.
Era la costumbre, pero ahora se han visto con las manos atadas siendo el lamentable estado de decenas de escuelas que en el inicio del año presencial las regulaciones de salud impiden que ingresen los alumnos a esos planteles antihigiénicos.
Es abrumador el descuido que hasta por la falta de una zapatilla no hay agua en los sanitarios.
No se previó en ocuparse de un programa general de mantenimiento cuando las escuelas estaban cerradas por la pandemia del COVID.
Y es que la burocracia responsable de esos menesteres nunca se ha preocupado por el mantenimiento de las obras puestas a su cargo, sufriendo las mismas el descuido generalizado de los funcionarios. Ellos tienen a su disposición detallados programas de mantenimiento de obras civiles pero están más empeñados en resarcirse como se la buscan para reponer sus inversiones de campaña.
Además, después que el impacto inicial de los efectos de la pandemia del COVID se estabilizó en sus nocivos efectos para la población, muchas actividades se pudieron reiniciar y una de ellas hubiese sido el programa de mantenimiento de las edificaciones escolares.
Se debió prever comenzar un acelerado plan de rehabilitación de escuelas, muchas inauguradas y sin estrenar, que al menos para abrir las clases las mismas estuvieran en condiciones operables. Eso no se hizo y ahora se oyen los lamentos y quejas del combativo gremio magisterial que están siempre a la caza de cualquier desliz del ministerio para no impartir docencia.
Hospitales recién abiertos de nuevo al público, después de su rehabilitación, carecen de las condiciones eléctricas y sanitarias para asegurarle al enfermo su recuperación.
Hospitales con escaso suministro de agua, voltaje deficiente de la electricidad, si es que llega, aparte de plafones cayéndose todo en una situación ruinosa clásica sin poder ofrecer un servicio por el cual se le pagó al contratista un buen dinero.
Y más ahora que la pandemia exige más cuidado para tratar a los enfermos y escolares. Y todo se refleja en la falta de mantenimiento que es un símbolo del tren gubernamental que tan solo cuando la dictadura de Trujillo había un respeto por cuidar el patrimonio público.
En aquellos tiempos de la dictadura en su día final de su vida el 30 de mayo de 1961, el dictador fue a la academia Batalla de Las Carreras buscando a su director pero no estaba allí, y al ver en el jardín una llave botando agua, eso le produjo un disgusto tan notable que le alteró sus planes del día y quizás aceleró su día final de vida terrenal. Ya que se le alteró su clásica rectitud por el buen estado de las instalaciones y más de su academia preferida.
La burocracia nunca se ha preocupado de esos menesteres
Se debió prever comenzar un acelerado plan de rehabilitación
No se previó en ocuparse de un programa general de mantenimiento