Alfredo Senior y Barón Castillo fueron dos genios del lente que inmortalizaron años de historia de la sociedad dominicana en magnificas fotografías que hoy permiten conocer facetas del pasado cultural, social, artístico, económico, político y apreciar costumbres, fisonomías, modas, naturaleza, ruinas y reliquias seculares.
No eran simples fotógrafos conformes con la imagen que resultara de un disparo de luces: fueron artistas que agregaron a sus modelos el encanto de su imaginación y de su magia en una época en que eran escasos equipos buenos y modernos y elementos que imprimieran atractivo, gracia y elegancia al que posaba.
Cada retrato era una obra de arte. Los accesorios que adornaban a sus clientes eran increíbles para lograr los efectos que aspiraban hombres, mujeres y niños carentes de complementos y de vestuarios refinados.
Alfredo Senior y Barón Castillo fueron dos genios del lente que inmortalizaron años de historia de la sociedad dominicana en magníficas fotografías que hoy permiten conocer facetas del pasado cultural, social, artístico, económico, político y apreciar costumbres, fisonomías, modas, naturaleza, ruinas y reliquias seculares.
José Miura, reconocido pintor y restaurador de obras de arte, es el depositario de una parte del acervo de estos dos fotógrafos por cuyos estudios desfilaron prácticamente todos los criollos y viajeros que vinieron a actuar, realizar operaciones comerciales o reunirse con mandatarios y políticos del tiempo en que tomar una foto era como escribir un poema, pintar un cuadro o narrar fragmentos del acontecer.
Alfredo era su tío abuelo. Su estudio estuvo originalmente en la General Luperón y luego en la Arzobispo Nouel.
La esposa de Barón Castillo, Carmen Senior, era tía de Olimpia Senior de Castro, la madre de José. No tuvieron descendencia y fueron muy cercanos a los Miura, tanto en sus visitas como en la vecindad. Las dos familias residían en Gascue. Barón tenía su estudio en El Conde 21.
El padre de José era Luis Miura Baralt, propietario de la imprenta “Arte y cine” a la que acudían historiadores, literatos, escritores, periodistas, poetas. En ese ambiente creció José, viendo cómo los fotógrafos enseñaban a sus clientes a posar, o auxiliándolos en los singulares objetos que creaban para completar carencias de su tiempo.
Senior procedía de Venezuela y Barón fue su discípulo. Vino al país a finales del siglo XIX. “Lo conocí en la Arzobispo Nouel, ahí se sacaban fotos de todo tipo: para pasaportes, cédula, 15 años, primera comunión, bodas. Todos los buscaban, ellos no iban a domicilio”, cuenta José.
Miura exhibe este valioso patrimonio en un espacio de su residencia que ha denominado “salón del siglo XIX” y muchas de estas fotos sepias, a blanco y negro, o con el color que ya empezaban a introducir sus antepasados, las exhibe en marcos propios del periodo en que se tomaron.
“Barón me dejó sus fotos artísticas. De los Senior solo guardo las familiares”, explica mostrando también álbumes donde las atesora nítidas, gracias a su reputada especialidad de restaurador.
Narra que “Alfredo Senior & Hermanos” eran sus tíos abuelos, “hermanos de mi abuelo Antonio Senior de la Paz, comerciante, dueño de la “Casa Senior & Co”, que estaba en la Arzobispo Meriño.
A veces presta fotos para exposiciones. Algunas aparecen en el libro de Jeannette Miller “Historia de la fotografía dominicana”.
Nacido el 15 de marzo de 1948, refiere que la familia que quedó en el país fue la de su madre, “puesto que la de mi padre emigró a los Estados Unidos, y ella conservaba todos los recuerdos familiares”.
“Por lógica, fui ayudándola a cuidar eso, a conservarlo, porque soy restaurador… Representan mi historia, son un testimonio de lo vivido, el pasado dese ser recuperado, sin él no podemos saber cómo es nuestro presente ni de dónde venimos”.
Aprendió a guardar, limpiar, recomponer. “Trato de arreglar todo lo que encuentro roto o mal colocado, eso me llevó a la profesión por la que soy más reconocido”. Pero también es pintor, como lo fue Alfredo. “En sus fotos se destaca mucho esa parte artística, no eran fotos comerciales, sino muy bien cuidadas, como cuadros”, explica.
Detallistas y creativos. Barón Castillo era muy detallista y los Senior también, en el sentido de que antes se utilizaban las luces, pero Barón, para hacer sus fotos artísticas utilizaba la luz diurna, significa José. En ese entonces vino al país una bailarina rusa y la llevó a las ruinas, utilizaba las ventanas. Los monumentos no estaban restaurados, y él los empleaba para darle un toque de penumbra, manifiesta.
Castillo también usaba pinturas de fondo, muebles de mimbre, floreros, manteles tejidos, abanicos. Él y Senior tenían utilería, dice Miura, que metido desde niño en esos estudios los escuchaba pedir: “Coloque las manos así”, para luego ellos pintarle a la foto, un abanico.
Para esos clientes, “tener una foto de esa categoría, con traje, corbata, pañuelo”, representaba un tesoro. “Éramos tan pobres que ellos debían poner esos elementos”.
“Era parte de esa época galante, elegante. Mi padre iba a la imprenta con saco y corbata y mi abuelo paterno iba de traje de dril blanco con chaleco, corbata negra, canotier y bastón. El papá de mi madre era parsimonioso, era el patriarca de la familia”.
Olimpia auxiliaba a Alfredo en sus sesiones y José Miura la recuerda aconsejando: “Nunca aprietes la boca, cuida las manos, la posición del torso… Las personas, agrega, “tenían otra forma de ser, de conducirse, de vestirse. La ropa se tomaba muy en serio…”
“La gente le daba valor a una foto, hacerse una foto era un acontecimiento”.
Describe lo que reflejan las fotos de Barón: “La ciudad era mucho más bella, con un interés histórico, retrataba con las fachadas de monumentos, todo era lo primado”.
Añade que “tenía un ojo artístico que iba buscando lugares que le ayudaban a contar, con sus fotos, la historia que quería. Al ser de otra generación, sus fotos eran más audaces, como retratar bailarinas en expresiones propias de un artista”.
Enseña fotos de “Kira Uranovac”, bailarina rusa que se presentó aquí, para demostrar las dotes de Barón. Una de ellas fue en el Alcázar de Colón “y él aprovechó un rayo de sol para que iluminara el paño que ella sostenía, y el viento, para que le levantara la falda”.
En otras formas inmortalizó a Berta Singerman, actriz de cine y declamadora argentina.
De Senior tiene a sus padres, su abuela Mercedes de Castro Delmonte; una serie de las bodas de Luis Miura y de Olimpia Senior, sus padres. Con Olimpia comenzó Senior a introducir el color.
José Miura cuenta en su haber, además, excelentes fotos de su hermana Martha en diferentes épocas de su vida; Barón en su estudio junto a su esposa Carmen y a Luis Miura, que también aparece entrevistando a exdictadores asilados aquí y posando con ellos; a Miguel Senior, hermano de Alfredo y, paradójicamente, de él, José solo conserva la de su primera comunión.