Cada sector de la sociedad, tanto los que están en el área privada como en la pública, pueden trabajar juntos en determinados proyectos de interés general, aunque con roles claramente diferenciados que en nada contradicen sus esencias y objetivos primarios.
Lo importante es que se establezcan con precisión las reglas de juego y que la mancomunidad de trabajo y esfuerzos se dirija a favor del bien común, pero no solo con declaraciones de intenciones, sino con acciones y proyectos concretos.
Esa es la base fundamental para que la asociación empresa privada-Estado pueda perdurar y dar los frutos deseados, tal y como lo definió el presidente Danilo Medina en su propuesta ante la matrícula de la Cámara Americana de Comercio.
La idea es que tanto desde la esfera oficial como de la privada se puedan impulsar programas que contribuyan eficazmente a la dinamización de la economía y que ésta a su vez permita fomentar fuentes de trabajo, una mejor calidad de vida y oportunidades de crecimiento sostenido.
Tan convencido está Medina de ese aserto que les dijo a los empresarios allí reunidos, que sin la participación decisiva del sector privado como motor del crecimiento económico, todos los esfuerzos que puedan realizarse desde el Estado no serán suficientes para lograr el desarrollo integral de la República Dominicana.
En ese sentido y siguiendo lo que ha sido el devenir de las relaciones y colaboraciones emprendidas en diferentes latitudes, afirmó que ningún país del mundo, en ningún momento de la historia, ha podido alcanzar el progreso económico y social movido por la acción única y solitaria del Estado.
Al puntualizar que ese trabajo unitario debe realizarse con justicia social, el gobernante dejó en claro que la deseada alianza entre Gobierno y sector privado a favor de la causa común del progreso y el desarrollo, perdería su justificación y filosofía si no se traduce en mejores condiciones para la población en sus distintos estratos.
Con la proyección de un sueño dirigido a lograr resultados, dijo que juntos están probando que es posible alcanzar un gran dinamismo económico y, a la vez, promover la igualdad de oportunidades y sentar las bases de un nuevo estado de bienestar, a fin de que cientos de miles de dominicanas y dominicanos superen un estado de carencias y precariedad.
En el marco fue entonces que anunció que el Gobierno desea contar con la participación privada, nacional y extranjera en la empresa de generación de Punta Catalina, un proyecto que según reconoció, había despertado sorpresa y preocupación en una buena parte de los empresarios allí presentes cuando se tomó la decisión de construir dos plantas a carbón.
Para despejar dudas indicó que el objetivo primordial era y seguiría siendo bajar el costo de la generación, no aumentar la participación del Estado en las empresas eléctricas del país, como habían pensado algunos representantes del empresariado nacional.
Ante la inacción o manifiesta renuencia de algunos generadores a modernizar, hacer más eficientes sus plantas y reducir costos en beneficio de los usuarios, Medina ofreció eliminar las trabas que han impedido la conversión y operación a gas natural licuado de unidades de generación, mediante la construcción del gasoducto desde Andrés y otro proyecto similar que se estudia en la zona Noroeste.
Los empresarios que comparten ese objetivo y que genuinamente estén interesados en ponerse a tono con los nuevos tiempos y operar con un enfoque social, deben tomarle la palabra al Presidente y demostrar con hechos que ya ha quedado atrás aquella casta insaciable que en una oportunidad llevó al presidente Joaquín Balaguer a afirmar con pesar, “lo quieren todo”.