El ser racional y la indiferencia

El ser racional y la indiferencia

El filósofo Aristóteles en su obra llamada La Política menciona la frase “El hombre es un animal político”. Cuyo significado es que el hombre se diferencia de otras especial, porque vive en sociedades organizadas políticamente, en las cuales se participa en mayor o menor medida en los asuntos públicos, con el objetivo de lograr el bien común: la felicidad de los ciudadanos.

Eso nos viene a decir que todo lo que hacemos como sociedad, es para poder explicar que el hombre es un ser racional, con capacidad para reflexionar, discernir, ser consciente de su existencia y de la de sus pares, como ser racional distinguir lo bueno de lo malo, lo virtuoso de lo inmoral, lo positivo de lo negativo. Lo que hace que tengamos capacidad de reaccionar ante las cosas y tener la capacidad de tomar decisiones.

Sobre lo anteriormente dicho, ¿Qué sucede si la persona sabe distinguir las cosas, pero no reacciona ni toma decisiones? Pues ahí entra la indiferencia, un estado en que una persona ni siente, ni padece. La cual se asocia al desapego, insensibilidad o la frialdad.

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Características que se presuponen contrarias a la condición social que tenemos los seres humanos que provoca la relación de los unos con los otros.

Para Gramsci, “la indiferencia es apatía, es parasitismo, es cobardía, no es vida”. Porque primero, la apatía genera que el hombre racional no reflexione. Segundo, parasitismo porque evita participar en los asuntos públicos y tercero, cobardía porque no toma ninguna decisión y mucho menos reflexiona ni llega a discernir.

El indiferente es todo lo contrario al hombre racional, en lo que definitiva es un analfabeto político, una persona que en palabras de Bertolt Brecht “No oye, no habla, ni participa en los acontecimientos políticos. No sabe que el costo de la vida”. Por eso vemos que la indiferencia pasivamente, pero actúa. Es la fatalidad; es aquello sobre lo que no se puede contar. Es aquello que hace fracasar los planes mejor concebidos. Es la materia bruta que se revela a la inteligencia y la destroza. Es todo lo opuesto a lo racional, por esa razón Gramsci dijo “Odio a los indiferentes, porque vivir quiere decir tomar partido. No pueden existir los únicamente hombres, los extraños a la ciudad”.

Hay cosas que debemos estar claros, ser racional es lo que nos distingue entre nosotros los seres humanos y otras especies. La indiferencia es el enemigo más peligroso y hay que cuidarse ante ella, porque es todo lo opuesto al hombre racional que se conoce desde los tiempos de los antiguos filósofos.

Eso es algo que debemos como individuos entender, como colectivo comprender y como sociedad llegar a trascender.

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