Así se desprende del nuevo informe, titulado “En peligro”, publicado por ONUSIDA en vísperas de la 24 Conferencia Internacional que sobre esta enfermedad se celebra en la ciudad canadiense de Montreal, entre el 29 de julio y el 2 de agosto.
El texto revela asimismo que la pandemia de la covid-19 y otras crisis mundiales como la guerra de Ucrania han debilitado los avances contra el VIH, y han reducido los recursos en el combate contra la enfermedad.
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Concretamente, la guerra de Ucrania ha provocado un tremendo aumento en los precios de los alimentos mundiales, lo que no ha hecho sino empeorar la inseguridad alimentaria de las personas que viven con el VIH en todo el mundo, que se han visto abocadas a experimentar interrupciones en el tratamiento del virus.
Aunque las cifras globales parecen indicar una caída de los registros de los nuevos casos de la enfermedad, el número de nuevas infecciones a nivel mundial se redujo solo un 3,6% entre 2020 y 2021, el menor descenso anual de nuevos contagios por el VIH desde 2016.
En el texto se anticipan consecuencias devastadoras si no se toman medidas urgentes para abordar las desigualdades que impulsan la pandemia.
También se demuestra que, por el camino actual, el número de nuevas infecciones anuales sería superior a 1,2 millones en 2025, el año para el que los estados miembros de las Naciones Unidas se han fijado el objetivo de menos de 370 000 nuevas infecciones por el VIH.
Señala además ONUSIDA que justo cuando la solidaridad internacional y la necesidad de financiación son más necesarias que nunca, demasiados países ricos han decidido recortar la ayuda y, como consecuencia, los recursos para la salud mundial se han visto seriamente amenazados.
En 2021, los recursos internacionales disponibles para el VIH fueron un 6 % inferiores a los de 2010 y las normas de comercio mundial están obstaculizando la producción de medicamentos para la pandemia en los países de bajos y medianos ingresos, incluidos los nuevos y emergentes medicamentos para el VIH de acción prolongada, y manteniendo los precios inasequiblemente altos para que estos países los adquieran a escala.
A este registro, se le suma otro dato importante: desde hace varios años, Europa del Este y Asia Central, Oriente Medio y el Norte de África y América Latina siguen experimentando crecimientos anuales de las infecciones por el VIH.
Así, en Asia y el Pacífico las nuevas infecciones por VIH aumentan donde antes disminuían y en África oriental y meridional, el rápido progreso de los años anteriores se ralentizó considerablemente en 2021.
En el lado positivo, en África Occidental y Central y en el Caribe se produjeron notables descensos de las nuevas infecciones por el VIH, pero en estas regiones la respuesta a la enfermedad se ve amenazada por la creciente escasez de recursos.
“Estos datos muestran que la respuesta mundial al sida está en grave peligro. Si no avanzamos rápidamente estaremos perdiendo terreno, mientras la pandemia crece entre el COVID-19, los desplazamientos masivos y otras crisis. Recordemos los millones de muertes evitables que estamos tratando de detener”, afirmó la directora ejecutiva de ONUSIDA, Winnie Byanyima, en la presentación del informe.
Los países con el mayor aumento de nuevas infecciones por VIH desde 2015 fueron: Filipinas, Madagascar, Congo y Sudán del Sur.
Por otro lado, Sudáfrica, Nigeria, India y la República Unida de Tanzania tuvieron algunas de las reducciones más significativas en el número de infecciones por el VIH.
La falta de progreso provocó que el año pasado se registraran cerca de 1,5 millones de nuevas infecciones, una cifra que supera en más de un millón los objetivos mundiales contra la enfermedad.
Las marcadas desigualdades dentro de los países y entre ellos obstaculizan los avances en la respuesta al VIH, y el propio virus está ampliando aún más esas desigualdades, añade este informe principalmente centrado en la situación del sida en 2021, con una muerte por minuto.
Sida: mujeres y niñas, las peor paradas
De acuerdo con ONUSIDA, las mujeres y las adolescentes fueron el grupo poblacional más afectado por las nuevas infecciones durante el 2021, con un nuevo contagio cada dos minutos.
El crecimiento de VIH en clave de género, en particular para las mujeres jóvenes y las niñas africanas, coincidió con la interrupción de los servicios de tratamiento y prevención de la enfermedad, con millones de niñas que se quedaron sin asistir a la escuela debido a las pandemias, y por el aumento de los embarazos adolescentes, junto a la violencia de género.
La probabilidad de que las adolescentes y las mujeres jóvenes adquieran el VIH en el África subsahariana es tres veces mayor que la de los adolescentes y los hombres jóvenes.
Con relación a otros grupos poblacionales, entre 2019 y 2021 la prevalencia del VIH entre los hombres que tienen sexo con hombres casi se duplicó en El Salvador y se multiplicó por ocho entre las personas transgénero.
Muerte por sida en 2021
El informe sobre la situación y muerte por sida, especialmente en 2021, también muestra que el acceso al tratamiento antirretroviral de todas las personas que conviven con el VIH está fallando, ya que durante el citado año creció más lentamente que en toda una década
Aunque tres cuartas partes de todas las personas que viven con el VIH cuentan con acceso a tratamiento antirretroviral, todavía hay diez millones de personas no lo tienen, y solo la mitad (52%) de los niños que viven con la enfermedad tienen acceso a medicamentos que les pueden salvar la vida; la brecha en la cobertura del tratamiento del VIH entre los niños y los adultos está aumentando en lugar de reducirse.
El estudio destaca las devastadoras consecuencias que pueden suceder si no se toman medidas urgentes para atajar estas desigualdades.
De mantenerse el ritmo actual, el número de nuevas infecciones anuales superará los 1,2 millones en 2025, año en el que los Estados miembros de las Naciones Unidas se fijaron un objetivo de menos de 370.000 nuevos contagios.
La ayuda al desarrollo para el VIH procedente de donantes bilaterales, aparte de los Estados Unidos de América, se ha desplomado un 57% en la última década.
La respuesta al VIH en los países de ingresos bajos y medios tiene un déficit de 8000 millones de dólares con relación a la cantidad necesaria para 2025.
“Todavía es posible que los líderes vuelvan a encauzar la respuesta para acabar con el sida en 2030”, afirmó Byanyima en la presentación de este informe sobre la evolución del sida en 2021, entre otros conceptos.
La máxima responsable de ONUSIDA razonó que acabar con la enfermedad “costará mucho menos dinero que no acabar con el sida. Y lo que es más importante, las acciones necesarias para acabar con el sida también prepararán mejor al mundo para protegerse de las amenazas de futuras pandemias.”