El símbolo de la “happy left”

El símbolo de la “happy left”

Ha muerto, entre muchos muertos por covid19 y otras enfermedades, José Oviedo Landestoy. Los dominicanos y en general los ciudadanos del mundo estamos padeciendo los efectos de la más terrible pandemia contemporánea, la cual sacude las economías y los mercados, las instituciones y las organizaciones modernas, al tiempo que hace más patente las desigualdades, revelando que ella mata en tanto que agente de alta patogenicidad, pero que las grandes injusticias sociales son más letales que todas las enfermedades que históricamente han azotado la humanidad.

El gordo Oviedo nació, vivió y murió luchando para que el mundo fuese más justo.
Los dominicanos sufrimos mucho cada día al abrir el obituario en que se han convertido las redes sociales.

La muerte de cada dominicano duele. Nos duelen los seres queridos, los amigos, pero hay personas que han sido tan especiales en nuestras vidas que su partida lacera el alma también de manera muy especial.

Todos, quienes conocimos al Gordo, coincidimos en que debemos recordarle con alegría, tal cual él era, pero al mismo tiempo no podemos negar que nos duele mucho su partida.

Han fallecido tantos queridos amigos, pero cuesta mucho admitir que Vitico y el Gordo no están con nosotros.

Hizo muy popular en el país y en toda América Latina, especialmente a través de sus extraordinarias relaciones en el Foro de Sao Paulo, el concepto de la Happy Left (La Izquierda feliz).

Siempre fue un crítico de la izquierda aburrida y melancólica. A pesar de padecer mucho de los rigores y sufrimientos que significó ser de izquierda en plena guerra fría y durante el ejercicio de gobiernos autoritarios y de ultraderecha, fue un practicante de una firme militancia cargada de humor, de folklore y de genuina y sincera amistad y compañerismo.

Fue uno de los dirigentes mejor formados de la izquierda dominicana y latinoamericana. La mayor parte de su militancia política revolucionaria la desarrolló en el seno del 14 de Junio, siendo luego uno de los fundadores de la Línea Roja y del PTD.

Sin embargo, desde que Fidel Castro y Luis Inacio Lula Da Silva promovieron la idea de crear el Foro de Sao Paulo podemos decir que el Gordo se convirtió en un dirigente político al servicio de las organizaciones políticas progresistas del país y de la región.

Fue un gran promotor de los productos dominicanos en el exterior. Un fiel amante de nuestra música (merengue, son y bachata), así como de la salsa y otros ritmos latinoamericanos. Hoy le rendimos tributo en su guarida del parquecito de los Pelleranos en donde cada año celebraba su cumpleaños con sus amigos.

El Gordo se hizo un emblema de su amada Ciudad Colonial y por tanto quienes visitan el Palacio de la Esquizofrenia, Lucía, el Sartén, el Mesón de Bari y otros lugares, notarán que la ciudad ya no es la misma, que faltan almas especiales, entre las que sobresale nuestro inolvidable Gordo Oviedo.

Ya no estás físicamente, querido amigo, pero tu estela de luchador revolucionario, de hombre inteligente y flexible, de amigo sincero, libre, promotor de la felicidad y la vida buena perdurará entre tu querida familia, tus amigos y en muy buena parte de la izquierda dominicana y latinoamericana.

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