La escuela dominicana es predominantemente pública
3 de 3
En las presentes circunstancias, es muy alto el precio que debemos pagar por los servicios de una educación superior de calidad.
El problema económico afecta a todas y cada una de nuestras instituciones de educación superior, incluyendo a casi todas nuestras universidades.
El Estado dominicano habrá de cubrir los gastos de una mega universidad como la Pontificia y Real Universidad Autónoma de Santo Domingo con una población de más de 230 mil estudiantes, dotada de modernas instalaciones y de sofisticados equipos de última generación.
La escuela dominicana es predominantemente pública. Solo una minoría de niños (plural masculino) de edades comprendidas entre los cinco y catorce años cursa estudios en colegios privados.
Aquí existen más escuelas públicas bien servidas que colegios de elite; también, más escuelas públicas con precariedades de todo tipo que colegios cuyo desenvolvimiento deja mucho que desear. Pero, lamentablemente en el imaginario de mucha gente de aquí, colegio significa excelencia y escuela pública desastre.
El progresivo control de los Estados en materia de educación se remonta a los inicios del siglo XVIII con la ilustración, y se intensificó durante los siglos 19 y 20.
Ello explica y justifica la creciente intervención de las podres públicos en la formación de los ciudadanos, y la regulación de parte de los Estados de los servicios de educación provistos por el sector privado.
En el caso específico del Estado dominicano, el control que ejerce sobre las actividades de los colegios privados está consagrado en leyes que rigen en la materia como la ley 86-00 promulgada en septiembre del año 2000 que faculta al ministro de Educación, entre otro controles, fijar y regular las tarifas de los colegios privados, de acuerdo a la categorización realizada por especialistas y técnicos al servicio de esa identidad magisterial.
En materia de educación, la principal misión del Estado o del Gobierno de turno es garantizarles a todos los ciudadanos el acceso a un sistema de instrucción pública de calidad.
Una manera de contribuir a que ello sea posible es comenzando por fundar, en cada una de las provincias del país, una o varias escuelas públicas dotadas de instrumentos y de tecnología de punta que laboren en una sola tanda, atendidas por profesionales de la educación egresados de nuestras universidades, seleccionados en base a concursos y con salarios superiores al promedio, tal y como se ha venido haciendo.
El informe del Banco Mundial del año 2011 sobre la pobreza causó aquí muchos revuelos entre los sectores políticos, gestores de la educación y grupos empresariales. Entre otros asuntos, dicho experticia revela que el Sistema Dominicano de Instrucción Pública muestra un desempeño inferior a la mayoría de los países de la América Española en cuanto a traducir la demanda de la educación en logros escolares adecuados y en destrezas necesarias para el mercado laboral.
En una escala de posicionamiento según los años de escolaridad y número de años en la escuela, República Dominicana ocupaba entonces el lugar decimocuarto entre 21 países encuestados, ocupando Chile, Argentina y Panamá los primeros lugares al respecto.
Ese informe del Banco Mundial al cual aludimos no hace mención al caso de la hermana República de Cuba que, dicho sea de paso, posee uno de los sistemas de instrucción pública mejores del mundo.
Dicho informe del Banco Mundial que se dio a conocer aquí a principios del mes de junio del año 2011, el mismo hace hincapié en el alto índice de repetición que se registraba en la mayoría de las escuelas públicas; también, ponía de manifiesto el hecho de que el Estado dominicano no disponía de suficiente recursos económicos para garantizarle a cada ser nacido y educado en estas tierras su acceso a una educación de calidad como lo demanda los tiempos que vivimos.