“China no es un Estado-nación, sino un Estado-civilización, pero se trata de una definición vaga. (…) Sea como sea, un Estado es una entidad política, y, a fin de cuentas, necesita expresar la definición de su naturaleza política. Creo que una definición más exacta sería comprender a China como una condensación del Tianxia, un Estado que contiene el Tianxia en su estructura interna o cuyo modelo es el mundo”. Zhao Tingyang.
Continúo mi diálogo silencioso con ustedes, exponiéndoles las ideas principales de la obra “Tianxia: una filosofía para la gobernanza global” [i], autoría de Zhao Tingyang, un acreditado filósofo chino, que se ha vuelto famoso en el mundo occidental con la modernización del antiguo concepto chino, que data de la dinastía Zhou. En esta oportunidad voy a resumir, lo mejor que pueda el planteamiento actual del autor.
1. “Como dijimos anteriormente, el concepto de Tianxia tiene su sentido en que anticipa un mundo en el que nada es ajeno, un mundo en el que solo hay interioridad y que carece de exterioridad. Esas son las condiciones ontológicas de un orden universal. Esto significa que si un orden mundial aspira a convertirse en universal, debe primero aceptar la interiorización del mundo como principio a priori. Por esta razón, el mundo debe llevar a cabo esa interiorización. Solo así se podrá construir un orden universal”. P. 132.
2. Dice el autor que existen tres paradojas que han impedido ese orden universal, a saber:
a. La paradoja de los cooperantes: La cooperación, dice el autor, puede producir mayores beneficios en términos absolutos, por ello todo el mundo necesita cooperar. El problema reside, continúa explicando, en que, hasta que se produzca la interiorización del mundo, no habrá condiciones para establecer un sistema mundial comúnmente conocido para la distribución de beneficios. Sin embargo, sigue explicando, la falta de cooperación continuadas terminará por disolver las reglas de juego hegemónicas internacionalmente.
b. La paradoja del imitador: En la actualidad ya no es posible monopolizar el conocimiento ni la tecnología. Cualquier estrategia finalizará siendo de conocimiento común y todos los competidores imitarán las estrategias que les convengan. El resultado, dice el autor, tendrá la forma de “un dilema de prisionero, un equilibrio en el que ambas partes pueden perder.
c. La paradoja del poder de interpretación exclusivo. Dice que, mediante la hegemonía sobre los medios, se puede mantener un poder de interpretación exclusivo sobre el espíritu, los valores y la verdad. Sin embargo, afirma, es difícil conservar el prestigio de dicha interpretación, pues la estrategia hegemónica para mantenerse tiene una lógica contraproducente: hacer la guerra para conseguir la paz, por ejemplo.
3. Los elementos del Nuevo Tianxia:
a. La interiorización del mundo. Esto implica la ausencia de exterioridad. “En el mundo altamente globalizado del futuro, llevar a cabo esta interiorización, de manera que no exista ninguna exterioridad negativa, es la primera condición clave para la seguridad universal de la humanidad y para la paz perpetua”. P. 146. Señala el autor que el nuevo sistema Tianxia se convertirá en un sistema de supervisión que protegerá el orden mundial universal. Pero, además, sigue explicando, será un sistema antiimperialista, pues no pertenece a ningún Estado, sino al mundo.
b. Racionalidad relacional. Olvidar la racionalidad individual que propugna la modernidad occidental. La racionalidad institucional del nuevo sistema Tianxia debe basarse en el principio de la racionalidad relacional, para así asegurar que el sistema Tianxia se convierta en un modelo de coexistencia no excluyente, para esto es importante respetar dos principios fundamentales:
i. La coexistencia es anterior a la existencia, es decir, que la coexistencia es una condición previa de la existencia.
ii. La minimización de las hostilidades mutuas.
c. Mejora de Confucio. Esto quiere decir que, para cualquier sociedad, la mejora de los intereses generales debe producir necesariamente una mejora de los intereses de todos los individuos, no solo de una parte.
d. Universalismo compatible. Todas las culturas del mundo poseen su propia belleza y deben convivir en paz.
En la cita siguiente se resume muy bien el planteamiento central del autor, en el cual critica la lógica existente en el mundo de hoy:
“Para la construcción del orden mundial se debe reconocer como a priori la idea de Tianxia sin exterioridad y, entonces construir dicho orden mediante la lógica política de la interiorización del mundo. Cualquier lógica política que rehúse la idea de Tianxia tenderá indefectiblemente a dividir el mundo entre uno mismo y el enemigo, entre explotador y explotado, dominador y dominado, dando lugar a exterioridades negativas de manera artificial y deliberada. La lógica política del imperialismo no tiene esperanzas de triunfar porque está abocada a encontrarse con las paradojas que ella misma genera y a las que no puede sobreponerse”. (P. 132-133)
Este libro, sin duda alguna, pone en evidencia que el sistema de Tianxia propone un nuevo orden mundial, con un nuevo eje: China. El mundo está viviendo una nueva lucha de poder mundial. ¿Quién ganará la contienda? ¿Quién será el nuevo centro de poder? ¿Está perdiendo Estados Unidos su hegemonía? Evidencia, además, que Europa dejó de tener un papel importante en el tablero de los poderes hegemónicos a nivel mundial. ¿Estamos en una nueva modalidad de “Guerra Fría”? Muchas preguntas surgen de esta lectura. Hay que seguir investigando.
[i] Zhao Tingyang (2021), “Tianxia: una filosofía para la gobernanza global”[i], Barcelona. Herder Editorial.