En ningún país auténticamente democrático es posible gobernar sin la oposición. Partido de Gobierno y oposición forman un tándem imprescindible para el buen funcionamiento de las instituciones democráticas.
Son dos fuerzas que producen un balance que hace posible el equilibrio. Esta es la democracia occidental, la que estamos aprendiendo y en la que queremos vivir los dominicanos.
Hay múltiples ejemplos en América Latina de partidos de oposición tan vigorosos e influyentes como las fuerzas de Gobierno. Acción Democrática fue un ejemplo de ello en Venezuela; el Partido Aprista en el Perú y el Revolucionario Dominicano en Santo Domingo.
Sus líderes Rómulo Betancourt, Víctor Raúl Haya de la Torre y Juan Bosch y José Francisco Peña Gómez tenían influencia y peso equiparables a un Presidente en el ejercicio del poder.
La democracia dominicana se ha venido construyendo desde el ajusticiamiento de Trujillo desde el poder que habita en el Palacio Nacional y desde la oposición política, sobre todo la encarnada en los partidos más populosos e influyentes.
Cuando uno de estos dos factores ha sido incapaz de mantener el equilibrio político y social esperado, la sociedad en su conjunto ha sufrido las desestabilizaciones derivadas del desbalance. Hay que tener, pues, mucho cuidado.
Toda sociedad espera que sus líderes se comporten a la altura de las circunstancias. Esta no es una frase hecha, es una realidad. Hay momentos que demandan un buen juicio más allá de lo ordinario y una templanza que encaje en el momento.
Las consecuencias sanitarias, sociales, políticas y económicas de la pandemia del coronavirus Covid-19 todavía no pueden medirse, pero ya sabemos que son trastornadoras. No hay una nación que no haya sido estremecida y que no esté viendo su curso normal profundamente alterado.
Como suele decirse en el lenguaje popular, el mundo ha quedado patas para arriba. Los procesos productivos, el transporte marítimo, la falta de recursos financieros, el desempleo, el desplome de los sistemas sanitarios y hospitalarios, caída de las recaudaciones fiscales y aumentos de los empréstitos, son solo algunos de los elementos del negativo cuadro de hoy en día.
Los dominicanos esperamos de nuestros líderes, los que están en el ejercicio del poder asentados en el Palacio Nacional y los que están en la dirección de los principales partidos políticos, sensatez, buen juicio, comedimiento y, en síntesis, un comportamiento a la altura de las circunstancias. No es tiempo de pescar en río revuelto.
En ningún país democrático es posible gobernar sin la oposición
El mundo ha quedado patas arriba por el coronavirus
Toda sociedad espera líderes se comporten a altura de circunstancias