Por Luis José Rosario
Estos tiempos de vacaciones escolares ofrecen una gran oportunidad al Ministerio de Educación para, como ocurría en los años sesenta y setenta, por lo menos, ocuparse en reparar las escuelas de todo el país. Los centros educativos siempre necesitan de reparaciones, de pintura, de arreglo de las sillas o butacas, de los escritorios y de todas las instalaciones en general.
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Esto debe hacerse con premura y con calidad, para evitar esos tristes espectáculos que hemos visto en el pasado reciente de ver a los alumnos y a los profesores impartir y recibir docencia en aulas que se mojan por las filtraciones, con las ventanas rotas y hasta sanitarios en condiciones francamente indeseables.
Aprovechemos, pues, este tiempo.