Manila. El tifón Koppu ha causado al menos trece muertos y unos 280.000 afectados en el norte de Filipinas, donde las fuertes precipitaciones siguen ocasionando importantes inundaciones, que han anegado poblaciones enteras e incomunicado extensas áreas. Según diversas fuentes oficiales, los fallecimientos se produjeron por ahogamiento, naufragios y aplastamiento por árboles y casas derribadas debido a los fuertes vientos.
El Consejo Nacional de Gestión y Reducción de Riesgo de Desastres de Filipinas anunció hoy que al menos tres personas han muerto, cinco han resultado heridas y una más está desaparecida. La entidad advirtió de que es probable que el número de víctimas mortales sea mayor, ya que aún está confirmando informes llegados desde las zonas afectadas.
“Tenemos que asegurarnos de que las víctimas han muerto a causa de la tormenta”, afirmó en una rueda de prensa televisada una portavoz del Consejo de Desastres, Romina Marasigan.
A esas tres víctimas mortales se suma el fallecimiento de siete personas tras volcar una embarcación frente a las costas de Iloilo, en la región de Visayas, por los fuertes vientos y el intenso oleaje, añadió a su vez la Unidad de Guardacostas.
Además, ayer fallecieron ahogadas otras dos personas en la localidad de Palayan, y una más murió más después de que el bote en el que viajaba naufragara por el oleaje provocado por el tifón.
En su último informe de hoy, el Consejo de Desastres apuntó que unas 283.000 personas se han visto afectadas por Koppu, que se debilita progresivamente pero sigue azotando el extremo norte filipino con continuas precipitaciones y vientos sostenidos de 105 kilómetros por hora.
El organismo gubernamental concretó que las unidades de ayuda en desastres están atendiendo a cerca de 70.000 personas en 370 centros de evacuación, mientras que sus equipos de rescate siguen auxiliando a muchos habitantes aislados por las inundaciones.
La agencia gubernamental apuntó que se han registrado un total de 72 inundaciones en las provincias afectadas por Koppu, y que el tifón se desplaza en dirección nornoreste a 5 kilómetros por hora y se espera que abandone territorio filipino el martes o miércoles.
Por su parte, la Cruz Roja de Filipinas empezó hoy a pedir el apoyo en las redes sociales de más voluntarios que puedan ayudar en las labores de rescate.
Mientras las agencias gubernamentales siguen recibiendo información sobre las víctimas y daños causados por el tifón, el presidente de Filipinas, Benigno Aquino, se trasladó hoy a la provincia de Nueva Ecija para visitar uno de los centros de evacuación y participar en el reparto de alimentos a los afectados.
La destrucción que ha dejado tras de si Koppu ha hecho que varias localidades de las provincias de Isabela, Nueva Ecija y Panganiban hayan declarado el estado de calamidad para facilitar la distribución de fondos para ayuda humanitaria y el control de los precios de los productos de necesidad básica.
Según dijo a la emisora local Radyo Inquirer el alcalde de la localidad de Jaen, Santi Austria, el 95 por ciento de la población ha quedado bajo agua y han resultado destruidas más de 6.000 hectáreas de plantaciones. El Ministerio de Bienestar Social y Desarrollo ha instado a los residentes de las zonas afectadas a permanecer en los centros de evacuación hasta que la Agencia Meteorológica no indique lo contrario.
“Pedimos a la gente que no vuelva a sus hogares hasta que no se dé el aviso oficial, porque aunque en algunas zonas ya no estén cayendo precipitaciones, aun puede llegar más agua de las montañas y causar más riadas e inundaciones”, declaró la viceministra Vilma Cabrera en una comparecencia ante la prensa.
La tormenta ha dejado asimismo 36 carreteras y 18 puentes intransitables y a tres ciudades y 65 municipios sin corriente eléctrica, mientras que se han tenido que cancelar un total de 48 vuelos nacionales e internacionales.
Entre 15 y 20 tifones recorren todos los años Filipinas durante la temporada lluviosa, que empieza por lo general en junio y concluye en noviembre.
Precisamente en noviembre de 2013, Haiyan, uno de los tifones más potentes de la historia, causó en Filipinas 6.300 muertos, más de 1.000 desaparecidos y 14 millones de damnificados.