Mientras se discute sobre el Código Laboral y en el Congreso estudia nuevamente el proyecto de ley sobre Teletrabajo; observamos los niveles de estrés y ansiedad de la sociedad que indica la necesidad de tomarnos un tiempo para hablar de la importancia del Salario Emocional.
Estamos viviendo una era donde la competencia por el talento es más feroz que nunca, las empresas se encuentran constantemente en la búsqueda de formas innovadoras para atraer y retener a personas inteligente y eficientes, pues, más allá de los tradicionales paquetes salariales y beneficios, surge un concepto cada vez más relevante: el salario emocional.
Este enfoque reconoce que la satisfacción en el trabajo va más allá de la remuneración económica y se fundamenta en las gratificaciones emocionales y psicológicas que una empresa puede ofrecer a su personal: flexibilidad para gestionar su tiempo, desarrollo profesional, ambiente de trabajo seguro y agradable, entre otras.
Si hacemos un cálculo de la vida de una persona empleada, el mayor tiempo activo lo invierte en el trabajo, por lo cual, es preciso fomentar un ambiente laboral colaborativo, inclusivo y saludable, donde se promueva el trabajo en equipo y la comunicación abierta.
Muchas personas, hoy día, que suman a sus vidas el estrés del tránsito, no sólo de ir y volver a su lugar de trabajo, también de tomar su hora de almuerzo para buscar a los hijos e hijas al colegio y llevarles incluso a actividades extracurriculares, aprecian más un empleo con flexibilidad de horario, aunque este le pague menos.
Otra realidad que enfrentamos desde hace unos años y que se está pasando de ser la excepción a la ser REGLA, es que, en la era digital y conectada en que vivimos, la línea entre el trabajo y la vida personal a menudo se difumina.
Con la proliferación de aplicaciones de mensajería instantánea como WhatsApp, llamadas telefónicas y reuniones virtuales fuera del horario laboral, los empleados se enfrentan cada vez más a la expectativa de estar disponibles en todo momento.
Sin embargo, esta constante invasión del tiempo personal puede tener un impacto significativo en la salud y el bienestar de la clase trabajadora, así como en su satisfacción laboral y su productividad; hemos olvidado que: “el descanso es una conquista de la clase trabajadora”.
Es hora de reconocer la importancia de respetar los límites personales de cada individuo y promover un equilibrio saludable entre la vida laboral y la personal. Para muchos empleados, la sensación de estar siempre conectados al trabajo puede generar altos niveles de estrés y ansiedad.
La expectativa de responder a correos electrónicos, mensajes de texto o llamadas telefónicas fuera del horario laboral puede crear una sensación de presión constante y dificultar la desconexión necesaria para descansar y recargar energías.
Esta falta de separación entre el trabajo y la vida personal puede contribuir al agotamiento y al deterioro de la salud física (obesidad, pérdida de peso, dolores de cabeza, cuello y espalda, descuido con chequeos médicos de rutina, etc.) y la salud mental del empleado, que como toda persona, necesita poner su cuerpo y mente a nutrirse de otras actividades, tales como, deportivas, culturales, labores del hogar, o simplemente descansar.
Bajo este tipo de esquema 24/7, existe una forma de violencia económica, ya que quien está en un rango directivo, por el hecho de haber enviado un texto por WhatsApp a uno o varios de sus colaboradores fuera de su horario laboral, entiende que deben de empezar con esa tarea. Esto puede llevar a tensiones en las relaciones de parejas y familiares, una disminución en la calidad del tiempo libre y una sensación de pérdida de control sobre la propia vida.
No estamos negando que hayan oficios u departamentos dentro de una institución pública o privada que tengan fechas que son especiales y que requieren de un esfuerzo extraordinario, pero son pocas personas en puestos de dirección que compensan con darles días libres, mejor aún, si son lunes o viernes. Personalmente, tenía esa práctica, antes de conocer el término de “salario emocional”.
Con tanta tecnología, en vez de vivir mejor, hay quienes practican lo contrario, y me atrevo a decir, que hasta de manera involuntaria, porque he observado, en algunas personas, que terminar una tarea eficientemente en menos tiempo gracias a las tecnologías, en vez de crearle una satisfacción completa, les deja una sensación de que no han hecho lo suficiente.
Contrariamente, si hacemos un uso más noble de las nuevas tecnologías, desde la óptica del empleador, pudiesen permitirle a sus empleados gestionar su tiempo y su espacio de trabajo de manera agradable, ofreciendo opciones como el teletrabajo, horarios flexibles o días libres adicionales.
Una vida de bienestar necesita dejar a un lado la mezquindad que a veces sale a flote por quien ejerce el poder de mando, esto se da mucho más en el sector público que en el privado, ya que, aunque el abuso puede generarse en cualquiera de los casos, la empleomanía con las habilidades necesarias, no anda apareciendo tan fácilmente, poniendo a la empresa en una situación difícil, ya que la fuga de cerebros existente en la República Dominicana debería ser preocupante y tomada en cuenta dentro de cualquier reforma laboral y fiscal, porque, además, nuestro sistema de pago de impuestos es un lacerador de nuevos emprendimientos y la ya existente libre empresa.