El agua podría convertirse en el futuro en un bien sólo disponible para el alcance de los ricos, una situación por venir cuya causa es la cada vez menor cantidad de agua potable disponible para la población en la actualidad.
Estas opiniones fueron expuestas por el ingeniero Osiris de León ante el Simposio Internacional para el Uso Sostenible de las Aguas Subterráneas, celebrado en Alicante del 23 al 27 del pasado mes de enero, 2006.
Los datos para tales aseveraciones son escalofriantes: Durante el siglo pasado la población mundial se triplicó, mientras el consumo de agua se sextuplicó, estimándose que para el año 2025 unos 460 millones de personas vivirán en países con problemas de agua, porque los 6 mil millones de habitantes del planeta hoy utilizan el 54% del agua dulce disponible en ríos, lagos y acuíferos subterráneos.
En tales condiciones, la accesibilidad al agua potable puede que transforme algunos países en verdaderos campos de batalla por la ocupación de fuentes de agua dulce, convirtiéndose aquellos países productores de agua en objetivos militares de vida o muerte para algunos países desarrollados.
Y es que aunque el 70% del planeta está cubierto por agua -expone en su presentación el ingeniero De León- de ese volumen apenas el 3% es agua dulce, pero con la limitante de que las dos terceras partes del agua dulce están congeladas en los casquetes polares, quedando disponible para el consumo solamente el 1% del total, mientras la población crece y crece.
El agua, expuesta en todo el mundo a la más absurda contaminación, aun sabiéndose su importancia para la vida, no cuenta con la suficiente protección como para garantizar que los acuíferos subterráneos serán preservados de la avalancha contaminadora que genera el crecimiento industrial y el consumismo de las sociedades hijas de este crecimiento.
Al evaluar las aguas dulces existentes en el planeta se colige que el 68.7% se encuentra congelada en glaciares y casquetes polares y no está disponible, el 0.26% está en los lagos, el 0.006% está en los ríos, el 0.043% está en la atmósfera y en la biomasa, y un importantísimo 30.10% está en los acuíferos subterráneos, es decir, que del total de aguas dulces disponibles, el 96% son aguas subterráneas, las cuales, en las últimas décadas, han sido sobreexplotadas y severamente contaminadas, creando gran incertidumbre sobre el futuro del agua.
En Latinoamérica, 100 millones de personas no tienen acceso a los servicios de saneamiento que pudieran evitar la contaminación de las aguas subterráneas. Según la intervención de Osiris de León en el Simposio de Alicante, la ciudad de Santo Domingo uno de los peores ejemplos, porque de los 3 millones de habitantes, apenas un 25% dispone de alcantarillado sanitario, mientras el restante 75% dispone de sus desechos personales a través de pozos filtrantes que descargan de manera directa en las mismas aguas subterráneas que diariamente extraemos para satisfacer todos nuestros requerimientos.
Una asquerosa Ciudad Primada
Con su casco colonial declarado por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad, en la ciudad de Santo Domingo nadie se preocupa por la construcción de un alcantarillado sanitario que recoja las aguas negras y las lleve hasta una planta de tratamiento, sino que simplemente se construyen dos pozos, uno vecino del otro, y se utiliza el primero para descargar las aguas negras de los sanitarios hasta las aguas subterráneas y el segundo pozo se utiliza para extraer las mismas aguas subterráneas que acabamos de contaminar con nuestras aguas negras, y nadie dice nada, ni hace nada frente a esta gravísima contaminación de nuestro recurso natural más vital, porque cada vez que se toca este tema frente a las autoridades, la respuesta es que un alcantarillado sanitario que cubra toda la Capital costaría 1,000 millones de dólares que no están disponibles.
Parte del agua que reciben los habitantes de la ciudad capital es trasvasada al acueducto desde pozos que extraen agua subterránea. En la actualidad, aproximadamente 130 millones de galones de agua procedente de pozos localizados en Mata Mamón, Los Marenos, La Joya, La Catalina, El Naranjo, La Victoria, Los Guarícanos, río Haina y Manoguayabo entran diariamente al uso cotidiano de los capitaleños, de lo que muy pocos ciudadanos y ciudadanas están enterados.
Hasta la entrada en funcionamiento del acueducto Valdesia-Santo Domingo, el 61% del agua total que entraba a la capital era agua subterránea, dice el informe de Osiris de León presentado en Alicante, España.
Además de los miles de pozos privados en funcionamiento, se ignora cuántos hay contaminados y el nivel de contaminación de los mismos.
La sobreexplotación ya es un problema
Hasta hace algunos años no podían considerarse sobreexplotados en manera alguna los acuíferos costeros. Sin embargo, los datos de salinidad en algunos de ellos ya evidencian que la sobreexplotación se ha convertido en un serio problema para nuestras aguas subterráneas.
Según Osiris de León, en Boca Chica, la intrusión salina ha penetrado unos 15 kilómetros en los acuíferos subterráneos, mientras que en Bávaro el avance tierra adentro ya alcanza 3 kilómetros, lo que pone en peligro el futuro abastecimiento de agua en ese polo turístico y su propia expansión. En ambos sitios, la extracción de agua del subsuelo sobrepasa en mucho la capacidad de recarga de sus acuíferos.
La realidad para el mundo y para la República Dominicana es que estamos en la antesala de una gran crisis de abastecimiento de agua potable, donde países como Israel, España, Italia, Grecia, Turquía y Chipre han tenido que recurrir a la instalación de plantas para la desalinización del agua del mar, con un costo generalmente superior a un dólar por cada metro cúbico obtenido (264 galones), costo que se incrementará en la misma medida en que siga incrementándose el costo de la energía, lo que implicaría que el agua potable se pondría fuera del alcance de los pobres a partir de la tendencia neoliberal que establece que el agua se debe privatizar. Y eso lo debemos evitar, -dijo terminando su informe el ingeniero De León- o al menos lo debemos regular, porque una de las conclusiones del simposio es que las aguas subterráneas constituyen una vía rápida para aliviar la pobreza y garantizar el suministro seguro de agua potable y alimentos para extensas regiones en desarrollo, sobre todo en aquellas regiones áridas o semiáridas donde la única fuente de agua disponible es el agua subterránea que se capta a través de pozos profundos.
El agua y el Foro Social Mundial
El Foro Mundial Social, reunido en Caracas el 27 de enero pasado, también se pronunció en relación con el manejo de las aguas dulces. El Foro sentó las bases para un trabajo sostenido por la conservación de las aguas y su justa distribución, además por impedir su privatización.
Los participantes aprovecharon el encuentro para dejar claramente establecido que l. el agua es un Bien Común y su acceso un Derecho Humano fundamental e inalienable. El agua es un patrimonio de las comunidades, los pueblos y la humanidad, principio constitutivo de la vida en nuestro planeta. ¡El agua no es una mercancía! Por eso rechazamos toda forma de privatización, inclusive las asociaciones público-privadas;
2. la gestión y el control deben permanecer en el ámbito público, social, comunitario, participativo, equitativo y sin fines de lucro y es obligación de todas las instituciones públicas locales, nacionales e internacionales garantizar estas condiciones;
3. se debe garantizar la solidaridad entre las generaciones presentes y futuras, por eso rechazamos este modelo desarrollista y consumista que promueve la sobreexplotación de la Madre Tierra;
4. es necesaria una gestión sustentable de los eco sistemas y la preservación del ciclo hidrológico mediante el ordenamiento del territorio y la conservación de los ambientes naturales, estableciendo las cuencas hidrográficas como unidades básicas, donde se efectivice la participación ciudadana en todas las instancias de planificación, gestión y control.