El vaivén entre creer y no creer en resultados de encuestas en el país

El vaivén entre creer y no creer en resultados de encuestas en el país

A pesar de los aciertos, resonantes incluso, que en las urnas han coronado sondeos de agencias reconocidas que miden tendencias electorales, tenaces liderazgos de distintas banderías inconformes con sondeos han insistido en abominar de cifras adversas sin tomar en cuenta que al final del camino las urnas podrían reafirmar las mediciones desvirtuando sus palabras. Los que hoy celebran índices que les proyectan hacia la cima son los que para cuatrienios anteriores restaban credibilidad y hasta idoneidad a los porcentajes que para la época les daban duramente en pleno rostro.

Se acepta estadísticamente probable que impactos de última hora sobre anteriores posiciones asumidas por ciudadanos modifiquen de manera importante el orden de colocación de los candidatos en el balance final porque la teoría de las probabilidades seguirá por siempre admitiendo abruptos alineamientos de las preferencias por contundentes giros de acontecimientos.

Se recuerda que historiadores han atribuido la derrota de Unión Cívica Nacional, que postulaba a Viriato Fiallo para la presidencia en diciembre de 1962, a lo difundido menos de 24 horas antes cuando en un programa de TV su rival Juan Bosch se libró del calificativo de comunista, que su cuestionador en el espacio de la transmisión, padre Láutico García, le atribuía y que retiró públicamente. A decir verdad, Bosch tenía ya fascinada a las masas por su exitosa forma de comunicarse con ellas con un lenguaje de pueblo y como charlista radial contundente. El empuje final lo dio la certificación de su incompatibilidad con el marxismo-leninismo.

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Y en efecto: todo puede variar en apreciación del historiador Bernardo Vega que en el país representa a la acreditada firma de sondeos Mark Penn/Stagwell de repetidas entregas que vaticinan al presidente Luis Abinader como ganador de los próximos comicios. Sin embargo, consideró que la ventaja del mandatario podría verse afectada por fenómenos internacionales que inciden en la economía dominicana. Recordó que hace un año cierto porcentaje de votantes decía a los encuestadores que no habían fijado posición hasta ese momento. Luego un 39% de ciudadanos consultados se seguían considerando independientes aunque simpaticen con algún partido. Un alto nivel.

NEGACIONES EN PIE

El más resuelto en impugnar, y hasta en desacreditar a las encuestadoras, ha sido el expresidente Danilo Medina. El hombre que ordenó destruir a troche y moche las carpas para seducir votantes que pudieran aparecer ante los centros de sufragios ha dicho radicalmente: «todas las encuestadoras están compradas por el Gobierno», razón para que su partido se abstenía de contratar sondeos para la definición de sus estrategias proselitistas.

Y algo más: el exmandatario emitió a principio de este año el vaticinio de que las elecciones de febrero siguiente desmentirían radicalmente que el PLD esté debilitado. De 158 municipios en juego en esos pasados comicios el Partido Revolucionario Moderno se impuso en 121 alcaldías por encima de sus contrincantes del Partido de la Liberación Dominicana (PLD) que logró 16; la Fuerza del Pueblo 6 y el Partido Revolucionario Dominicano un «premio de consolación»: una sola. No se demostró que las abstenciones fueran determinantes.

Con igual fe en su propia causa, el expresidente y candidato al solio Leonel Fernández se basó en su particular «percepción» para darse por seguro ganador y su último pronóstico dado el miércoles iba en el sentido de que lograría que el presidente Luis Abinader descienda vencido las escalinatas del Palacio Nacional el 16 de agosto. Invocó para dar credibilidad a su afirmación el resultado de una encuesta de patrocinio no especificado que lo daba por triunfador en una segunda vuelta tras Abinader no haber llegado al 50% más uno de los sufragios en la primera fase del 19 de este mes.

El estudio que citó fue aplicado por Imagen Pública Consulting, una empresa nativa con sede en la avenida Gustavo Mejía Ricart, orientada principalmente, según sus propias palabras, a «crear o modificar imagen pública de personas e instituciones mediante la elaboración y diseño de Planes Maestros de Negocios para lograr un mayor posicionamiento de su propia imagen pública». La política no parece ser su fuerte y confiesa recurrir a «técnicas de rescate» de clientes urgidos de sobresalir como su mayor especialidad.

Las «percepciones propias» han sido puestas de moda por la oposición. Al renegar fulminantemente de últimas encuestas que lo sitúan en el último lugar, el candidato del PLD, Abel Martínez, afirmó que el verdadero resultado electoral se verá el día de los comicios cuando la gente saldrá a votar a su favor. “Creo que todavía hay que seguir trabajando y el 19 de mayo entonces es que se va a decidir en las urnas. Lo que estamos viendo en las calles es diferente a los números y a las cifras. Lo que estamos viendo en las calles es que la gente está decidida a hacer un cambio, pero un cambio verdadero”, afirmó.

EL VISTO BUENO

A propósito de anteriores coyunturas electorales, el politólogo Cándido Mercedes entiende que la experiencia dominicana inclina el platillo de la balanza hacia el reconocimiento de que a la hora de juzgar a las encuestadoras hay que separar a mansos de cimarrones y reconocer la profesionalidad e idoneidad de aquellas cuyas predicciones han acertado. A nivel local la firma Gallup, de prestigio mundial, arriba a sus treinta años dando a conocer anticipadamente con total éxito los porcentajes de aceptación ciudadana de los candidatos.

Ha explicado al respeto que las firmas más acreditadas y certeras en este país han sido las contratadas por medios informativos como Greenberg, Mark Penn y Gallup, siendo estas también las que cumplen con lo que establece la Ley de Régimen Electoral, porque divulgan a quienes las financian y los cuestionarios que aplican en sondeos están libres de ambigüedades que se presten a la manipulación de los hallazgos.

Al respecto, Bernardo Vega ha recordado que la Mark Penn, que él representa localmente, y la Gallup, son las que tienen más años operando en el país rigiéndose de normas internacionales para hacer su trabajo y formular sus predicciones con alto nivel de asertividad. El honor de acertar lo reclama también el Centro Económico del Cibao, que desafía a que demuestren que ha fallado alguna vez. Tras un reciente sondeo vaticinó que el presidente Luis Abinader ganaría las próximas elecciones con un 63.5% de los votos sobre su rival más cercano que sería Leonel Fernández con un 20.6%. A tomarle la palabra.

HERRAMIENTA ÚTIL

Un beneficio mayor que los políticos pueden recibir de las encuestas provendría de utilizarlas como herramientas de investigación para recolectar datos tales como opiniones y actitudes de grupos de personas para que sirvan de base en la toma de decisiones que impacten en la percepción de los votantes. Pero la popularidad de los sondeos es la de emplearlos para conocer las tendencias de aceptación entre los candidatos en competencia.

Al respeto en el Portal Universitario «QuestionPro» disponible en el universo digital, se recomienda a los políticos que para obtener votos en las urnas recurran a encuestas para conocer lo que piensan o sienten los ciudadanos durante la marcha de los procesos electorales. «El secreto de las encuestas es que gracias a ellas podemos convertir datos cualitativos en datos cuantitativos».

Para solucionar el problema de que las muestras a tomar podrían ser consideradas poco representativas por las limitaciones materiales y de tiempo para llegar al mayor número de potenciales votantes, plantea la posible solución que (probablemente ya se utilizan en algunos países y hasta aquí) que consiste en aplicar encuetas principalmente en plataformas digitales donde los usuarios pueden recibir cuestionarios por diferentes medios como los correos electrónicos y redes sociales. «Gracias a las encuestas online se ha podido incrementar el tamaño de las muestras para entregar resultados más precisos». Los perfeccionistas insisten en dudar que con el recurso de consultar a un número reducido de personas aleatoriamente pueda proyectarse con efectividad lo que electoralmente va a preferir la mayoría.