J. Luis Rojas 
J. LUIS ROJAS.
En este mundo globalizado, en el que la presencia de las nuevas tecnologías ha transformado las formas tradicionales de vivir, pensar, trabajar, hacer negocios, relacionarse, decir, comunicarse y hasta en el tipo de desarrollo que cada país desea implementar para construir el bienestar colectivo de sus ciudadanos.
La revolución tecnológica actual ha transfigurado las fronteras físicas en digitales. Se considera como un gravísimo error el tratar de ocultar las causas de los hechos y tapar las consecuencias procedentes de malas prácticas, hoy todo se sabe, se dice y se comenta.
En síntesis, todo ha cambiado: Nuevos estilos de colaboración y gobernabilidad, en los que la transparencia, el respeto a la diversidad, la calidad de la seguridad ciudadana, el apego a la institucionalidad y la credibilidad de lo que dicen y hacen las instituciones que elaboran y aplican las leyes y normas, hoy se asumen como ejes transversales de alto valor agregado para la reputación, confianza e imagen de un Gobierno, un Estado o de una Nación. En el contexto vigente, mediatizado por la inteligencia artificial, es vital para la buena imagen pública presente y futura. En el presente estado de cosas, en el que las experiencias y las relaciones digitales tienen igual o más valor significativo que las físicas, es de vida o muerte para la imagen de un país, que vive de su industria turística, lograr que todos sus ciudadanos hagan lo correcto siempre.
Todos los países necesitan crear, mantener y proyectar un perfil positivo y creíble de su imagen pública. Pero, sin dudas, los que viven de las divisas procedentes de las actividades turísticas, tienen que realizar más y mejores esfuerzos al respecto.
Hoy, la tecnología de la información y la comunicación funciona como navaja de doble filos, ya que gracias a su versatilidad y rapidez todo cuanto acontece en el mundo, ya sea positivo o negativo, se hace público y se comenta. Por ello, es recomendable e inteligente que los líderes de los países que han decidido sustentar parte de su desarrollo económico en la industria turística, como RD, entiendan que la reputación, la credibilidad, la confianza y la imagen pública, son activos intangibles imprescindibles para garantizar la rentabilidad y sostenibilidad
Los Gobierno, los Estados y las naciones que sustentan su crecimiento económico a partir de su industria turística, tienen que empeñarse en crear y mantener una imagen país creíble y de alto valor agregado.
