Falsa imagen
Cuando el sistema educativo de una sociedad no es capaz de proporcionar una educación de calidad, que permita formar ciudadanos con capacidad para conceptualizar, innovar, transformar y analizar críticamente la praxis y el discurso de los líderes y de las organizaciones que inciden en la estructura y el funcionamiento de la misma, entonces la percepción se asume como realidad. Aprovechar la ignorancia de las audiencias, tratando de crear y proyectar una falsa imagen, fingiendo honestidad, humildad y sencillez, más temprano que tarde termina produciendo un efecto contrario al deseado.
La educación de calidad es un eje estratégico transversal que transforma y cambia la forma de pensar y actuar de los ciudadanos. Es por eso que cada vez que la educación de calidad toca adecuadamente a las personas, éstas se transforman en ciudadanos críticos, con la capacidad y habilidad necesaria para evitar ser engañados por discursos y comportamientos fingidos.
Lograr que los ciudadanos sean más analíticos, debería ser un tema permanente en las agendas y programas de los líderes políticos, empresariales y sociales de la sociedad dominicana.
En las sociedades conformadas por ciudadanos con capacidad para interpretar las causas y consecuencias vinculantes a determinados hechos y acontecimientos, así como con actitudes y comportamientos dramatizados por algunos líderes de organizaciones políticas, y sociales, la percepción nunca será más importante que la realidad.
Irrespetan a las audiencias los que amparados en el drama fingen determinados comportamientos, ocurrencias y situaciones, tratando de proyectar un perfil de imagen pública que no tienen.
Está de moda que algunos líderes políticos finjan comer chicharrón, yaniqueque, tocar güira y tambora, así como repartir cajas de besos y abrazos.