La imagen personal
La imagen pública personal nunca había tenido tanta importancia como la que tiene en este siglo. En la actualidad, la mayoría de los ciudadanos, clientes y consumidores deciden, opinan, califican y descalifican, tomando como punto de referencia la percepción. Es decir, cada vez son menos las audiencias con capacidad crítica para analizar y conceptualizar. En este contexto, si el objetivo es proyectar una imagen pública personal creíble, entonces será necesario mantener la coherencia y consistencia entre el pensar, el decir y el hacer.
En esta época, donde en ocasiones la percepción es más importante que la realidad, es imprescindible crear, mantener y proyectar un determinado perfil de imagen pública personal, que permita a las audiencias cautivas y potenciales ver y reconocer las fortalezas y atributos que sustentan la imagen deseada. En este mundo de redes sociales, es inevitable tener una imagen pública. Lo importante es lograr que dicha imagen sea percibida sin ningún tipo de ruido.
La imagen pública personal es un medio que facilita el logro de determinados objetivos. También, podría decirse que es un activo intangible presente en todo momento, lugar, circunstancia, decisiones y actuaciones. En definitiva, la imagen personal es una de las estrategias que se usan para construir credibilidad y ganar confianza.
La imagen pública personal es la percepción que sobre un individuo se forman sus colaboradores y relacionados, como resultado de los estímulos o mensajes que éste comunica a través de su inteligencia emocional, su madurez en la toma de decisiones, el impacto de sus actuaciones y su capacidad para hacer vínculos sostenibles. Un perfil de imagen pública personal sostenible es aquel que se construye a partir de un proyecto de vida realista. La buena imagen personal es la llave para abrir puertas, generar credibilidad y ganar confianza.