Empleados tóxicos
Informaciones procedentes de estudios especializados establecen que las mejores empresas e instituciones para trabajar son las que han logrado crear y mantener climas laborales sanos, creativos y participativos. Las organizaciones que cuidan su reputación e imagen pública son extremadamente exigentes gestionando los procesos de reclutamiento y selección de sus colaboradores internos.
Se ha determinado que la calidad de la inteligencia emocional, social, espiritual y cognitiva del personal directivo, ejecutivo, gerencial y de apoyo que labora en las áreas administrativas, técnicas y operativas de las organizaciones, es la materia prima básica para construir un ambiente laboral sostenible, que añada valor a la productividad, competitividad y a la imagen pública. Las decisiones, actuaciones y actitudes procedentes de los empleados con personalidad socio-psicópata, casi siempre terminan contaminando los climas laborales. Cuando las organizaciones no cuentan con mecanismos científicos para reclutar, seleccionar, capacitar, evaluar y dar seguimiento al talento humano que habrá de laborar en ellas, lo más probable es que se llenen de empleados con personalidades tóxicas.
Estas personas son chismosas, envidiosas, autoritarias, psicópatas, orgullosas, mediocres, descalificadoras, pesimistas, manipuladoras y neuróticas. A juzgar por hechos y las experiencias, parecería que el propósito más importante de los empleados tóxicos, consiste en sembrar odio y desperdiciar su limitada porción de talento tratando de dañar a los buenos.
Las organizaciones que cuentan con un buen número de colaboradores tóxicos, tienen pocas posibilidades de crear climas laborales sanos, creativos, productivos y competitivos.
Los empleados con personalidades tóxicas son más lobos que perros pastores.